Salvo en la desesperación no suele osar probar la gente medicamentos no testados, Sobre todo esto viene motivado porque hay contraindicaciones, resultados adversos, aparte de la real eficacia curativa, que sin referencias y estudios nada se puede prever.
Es este aventurero gesto un acto ciego de fe, es fe el abrazar con ese entusiasmos de desesperación al hipotético y salvífico fármaco. Cegados por el inicial placebo, corriente de promesas, bello y prometedor prospecto, bello nombre para un sin testar fármaco.
Podemos asegurar que el ciego no vive mejor, pero trastoca el orden del vidente, para poder desenvolverse él, con más comodidad en un mundo de tinieblas, donde prima el poder de ir a tientas. Corto mundo dominado por la cortedad y el subidón del placebo del corto plazo.
Yoransel de Omatog
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