Ya sólo queda el olor a decepción.
El hedor del espasmo.
El fétido tormento del perdedor.
Sonrisa de hiena.
Cacería de tramposos que utilizan arteras trampas.
Cómo hiede el macerado, el que se cuece en su inquina.
Fermentado en la peor de las miserias.
Destilado en el serpentín del frío olvido.
Sólo siento devastadora desafección hacia quien ya no es nadie.
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