sábado, 6 de enero de 2018
Ivánov
Ivánov, desde la cuna, fue carne de cañón, El futuro de los hijos de los gelidos arrabales de Petrogrado, era siempre oscuro. Los largos y fríos inviernos, abocaban a los hijos de la calle, a delinquir, nada era fácil para los antiguos siervos del Zar, en los populosos barrios obreros. Ese era el ambiente derrotista, de largas jornadas de trabajo, bajos salarios y alcohol, en los suburbios proletarios, en esa atmósfera de amoralidad y precariedad, se forjo el despiadado Ivánov. La sensación de estar predestinado a tener que vivir una vida trivial, forzaba a apostar alto y optar por trabajar en el mundo sórdido del burdel en el que le parió su madre, a pesar del empeño de la pobre desgraciada, por alejarle de él.
De este modo Ivánov, con veintisiete años entró por primera vez en la cárcel de Krestí, cargó con las culpas de un robo, que él no realizó. Pero él, fue el peón acusado del hurto, por el Barón Hedeon Fadeyka, jugador y cliente habitual del burdel donde trabajaba Ivánov, como mozo para todo. Los Robos a clientes ebrios, eran frecuentes en el lupanar de Baran, o robaban las putas, o robaba Pavlusha, la mujer de Baran.
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