Puro e incorrupto decoro.
De labios que silban y brillan.
De ojos que miran y acribillan.
Decoro es la rima, que surca tu abismo.
Sitiada ciudadela, que no rinde mi instinto.
Tus colores son pájaros, que vuelan en círculos.
No sabe la razón, embridar mi furia.
Y mi furia, que sabe, a ti te busca.
En abril, había una feria.
En la primavera, había mil flores.
En tu cascabelera sonrisa, mis mil temores.
Tus temores riman con mis indecisiones y es un alivio ser "cualquier persona" en mi "cualquier lugar" del mundo, mientras leo tus instintos poéticos.
ResponderEliminarPues sólo hay un paso entre entre el temor y el ser, abismo, que agranda el instinto cuando no se complace.
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