domingo, 31 de mayo de 2020
Terrosos relámpagos
Tiempo de pámpanos.
Tiempo de luz.
Tiempos áridos.
De zánganos y laboriosas.
De terrosos relámpagos.
De tormentas de agónico mayo.
Tras olvidar
Tiempos dramáticos.
En la estroboscópica
teatralidad del relámpago.
Peligroso es el olvido.
Peligrosa es la selva tras olvidar.
sábado, 30 de mayo de 2020
Rodar
Adoro el verbo rodar y todo lo que entraña, habla de no resistirse y dejarse domar, por una corriente que no es nuestra. pero que asumimos como inevitable y dramático cauce.
No quisiera rodar, pero ruedo, confundida entre una multitud de cantos como yo, que el agua y el áspero lecho van ahormando.
Soy el producto de mi falta de rebeldía, o de una rebeldía que se deja llevar, de una rebeldía que no crea cauce, sino que se encauza en el vial establecido por esta sociedad para protestar.
Siento que ya no soy nadie, que me he diluido en este estanque infecto, en este acomodado paraíso de putrefacción.
Adoro el verbo rodar, porque es cómodo, porque es un acto sin premeditación.
Necesito pastillas para dormir, porque ser convencional me frustra, pero no tengo fuerzas para oponerme a nada.
viernes, 29 de mayo de 2020
Mariela
Mariela, siempre buscó y encontró el placer en las barracas de la noche, en los cuartos donde vivían hacinados los negros de la hacienda de su padre. Desde pequeñita le gustaba refugiarse allí, a pesar de las broncas de su institutriz. Tenía querencia a aquellas manos enormes y negras, que no manchaban su cuerpo níveo e indómito. Le gustaba adentrarse en aquella penumbra de olor acre, penumbra de cuerpos que descansaban rozándose, pegados unos a otros en la oscura noche.
Mariela Albarran de Mendieta y Solorzano de Trevejo, era la única hija de aquel amañado casamiento, era la heredera de la hacienda y el título, de un linaje alambicado y esteril, de abortos, desamor y muertes prematuras. Marquesa de Peña Brava, Grande de España, y amante de recios negros.
miércoles, 27 de mayo de 2020
Son jineteras
Son jineteras, pero no lo saben.
Odres de manteca que no doma la faja.
Son jineteras, pero nadie lo sabe.
Crecidas, en este valle de hombres desbravados.
Son insomnes envidiosas, que se florean en los velorios.
Son chandaleras, mondongas embutidas en mallas de lycra.
Os conocerán, por vuestros delatores labios, que relatan la calentura de vuestras miserias.
Son jineteras, y sólo yo lo sé.
Varadas en las puertas, sorbiendo brebajes, como loros almizclados en una zorrera.
Son jineteras, y Dios también lo sabe.
Mondongas que compiten, mientras se derriten sus chinos afeites, en las siestas largas, en los caminos a la era, en los sofocos de primíparas añosas.
Son jineteras, crecidas en este tóxico valle.
Nacidas en la calentura. que ansía la estridencia de un star, asido por alfileres, de la caja tonta.
Crecidas lustrosas, que se ponen a dieta. mientras comen pan pringao.
Crecidas, al amparo de una selva de zánganos.
Crecidas, sin Reina.
Sin labor, ni oficio, o con el único oficio de oxear moscas, en los tórridos mataderos, en las usurpadas primeras filas.
Hijas de las filias, defensoras de las fobias.
Adoradoras del tocino de Satán.
Son jineteras, amoratas y macilentas.
Son jineteras, que se pavonean con sus chonis marcas.
Son jineteras del chancro y la almorrana.
Son rasante zafiedad.
Puiton, Bumberrys, Andidas, Lancos, H.de P.
La miseria, no es consciente de su rastrera miseria, si asesina la referencia.
Aves de corral, gallinazos.
Escarbais en los despojos del Santo libérrimo.
Asesinas de ángeles. tronos y dominaciones.
Ya no hay hombres, y son jineteras.
El circo, ya no necesita carpa.
Chinchorreras, chafarderas, rubias de potasa.
Cacatuas lustrosas, que no se van, aunque tienen abierta la jaula.
Son jineteras, en este estanque de brillos orinados y atroz endogamia.
El Verbo, no habita en vuestras casas, aunque vosotras, matáis con vuestros verbos envenenados.
Me lastima
Me lastima el alba.
Con su luz rasante,
que despierta cóleras.
Y pierdo el pardo,
coraza de las sombras.
Me lastima la claridad.
Que hace aflorar.
mil cacarañas.
Me lastima el sol.
Y sus blancos níveos.
Referencia atroz,
de mis noches negras.
lunes, 25 de mayo de 2020
Pedernal furioso
Mi corazón, pederna furioso,
de insolente brio se desboca.
Y como soberbia roca,
que indómita se encabrita,
Hiere y destroza mi carcelero pecho.
En el aire flota mi esclavitud,
el tirano aroma de tu pelo.
El rayo de azul cenagoso.
Tu verbo, tormento de mi aliento.
A salvo me creía yo, a mis años,
de esta pueril contienda.
Mas sitiado está mi castillo roqueño,
y herida de muerte mi hacienda.
Vago con desesperación añosa,
la senda, que me negué en los años de brío.
Padezco en mis carnes achacosas,
el infantil anhelo, de que serás mío.
domingo, 24 de mayo de 2020
Vibra el verbo
Vibra el verbo airado,
en el aire calmo.
Vibra y solivianta al manso.
Palabras atesoradas en la cárcel de papel.
Y liberadas por la voz nítida
que las lanza a la batalla,
sobre el brioso corcel
del torrente broncíneo
del terciopelo de unas cuerdas
que vibran airadas.
No reprimas la embestida,
ábrete y disfruta de la voz sublime.
De la rima alambicada,
de la miel y la hiel.
jueves, 21 de mayo de 2020
La codiciada tersura
Cuando los efímeros talentos,
nos catapultan a la estelaridad del Olimpo,
olvidamos que son mudables,
caducas destrezas,
que una vez perdidas nos forzaran a rodar,
por la empinada pendiente de la elitista cima,
que nosotros de modo veloz,
por la codiciada tersura,
conseguimos disfrutar un precario tiempo.
Perdido el brío,
Zeus, sustituye la corte,
por una nueva y fresca hornada.
Ídolos de tierno barro, que mancilla el manoseo.
domingo, 17 de mayo de 2020
El sol de la zorra
Me invade la desidia de los días iguales.
Seriado aburrimiento sin horizonte.
Esperando el sol de la zorra.
Que nos abran la puerta de esta cárcel.
martes, 12 de mayo de 2020
El dulzor
Las partidas sentencian olvidos.
Se descorre el telón de la ruina.
Y el dulzor comienza a empalagar recuerdos.
Es así como las manecillas del tiempo.
Tejen la cárcel de los edulcorados y purgados recuerdos.
Y con la galana y nacarada coraza, encaramos el futuro.
Cristo, habita entre tinieblas, en las tinieblas de mi pecho.
sábado, 9 de mayo de 2020
Tito Áurico y el fuego
El fuego purificador convirtió sus problemas en humo. Se esfumó su malestar y sólo quedó de la hacienda un montón de ladrillos humeantes, y cálidos y reconfortantes rescoldos. Tito Áurico, no supo, ni quiso enfrentar aquel problema de otro modo. Porque la libertad con demasiada frecuencia, tiene un altísimo precio, y ese era, calcinar todos y cada uno de sus irresolubles lastres.
Desde muy pequeño sintió una atracción irrefrenable por el fuego, azuzada por su madre y su manía por quemarlo todo, por borrar en la pira, todo lo que le incomodaba u ofendía. Desde muy pequeño Aurea, le enseño a bloquear lo malo, lo negativo, la catástrofe, escribiendo en un papel sus pesares y tras doblarlo con mimo, arrojarlo al fuego y contemplar como convertido en humo y pavesas, el problema había desaparecido. Tito, nunca se llevó bien con su padre que jamás vio con buenos ojos la influencia de Aurea y toda su superchería, en su primogénito, en el único vástago que le dió aquella excéntrica mujer.
Justino Áurico Vastomonte Velasco, nunca se sintió cómodo en aquella familia, su madre tampoco se ahormo bien a la severa insustancialidad de los hacendados Vastomonte. La polvorienta maraña de recato y comedimiento de aquella casta, a Aurea, siempre le dió muchísima pereza.
viernes, 8 de mayo de 2020
Bel canto
Que atractivas son las vacuas promesas.
Son plomo en las alas del infante.
Reniego del servil, porque su dueño es el vil metal.
No me turba el desprecio, ni me aleja del preciado norte.
El manatí y su bel canto, nunca me impedirán ver el escollo.
Gélido iceberg de impotencia
Los precipicios generan sombras.
A sus pies crece la hierba.
Flores estercoladas con las flaquezas.
La debilidad, es un motor potente.
La calamidad arrasa.
Y el viento levanta las pavesas.
E inclemente, nubla el horizonte.
No es valentía, es desesperanza.
Es gélido iceberg de impotencia.
Témpano de hielo que agita el alma.
jueves, 7 de mayo de 2020
Nunca te diluyas
Menos con frecuencia es más.
La fuerza no necesita dispersarse.
El violento color debe ser domado y debe manchar lo justo, sólo así se logra la distinción y la clase.
Del mismo barro, pero tan diferentes.
Sutilezas que confieren altanero estatus.
Nunca te confundas.
Nunca te diluyas.
La fuerza no necesita dispersarse.
El violento color debe ser domado y debe manchar lo justo, sólo así se logra la distinción y la clase.
Del mismo barro, pero tan diferentes.
Sutilezas que confieren altanero estatus.
Nunca te confundas.
Nunca te diluyas.
miércoles, 6 de mayo de 2020
El nuevo orden
Retorcer la moral, es el primer paso para implantar un nuevo orden, es necesario que dejemos de ver como hasta ahora lo haciamos, tenemos que cambiar la percepción de nuestros nuevos actos y del mundo. Los amorales tiempos, llegan siempre de la mano de la degradación de los grandes principios, ejes vertebradores de nuestra sociedad.
La guionización es tan ingente, que hasta el aire etéreo, se somete a los dictados de la amoralidad imperante.
En esta partida, en la que queda muy claro que el suplantador va a hacer trampas, hay que neutralizar al libre pensador, al que es consciente de toda esta subversión y se enfrenta a ella y la retrata.
De la amoralidad no nace la democracia, porque la amoralidad no es un codigo de valores, sino la vulneración sistemática de cualquier valor.
Tampoco la amoralidad es el caos, porque en el caos no habría ninguna prevalencia, ni plan previo, y en este régimen tiránico, hay desde el primer movimiento de ficha, desde la apertura del juego, un diabólico plan, para utilizar el sistema, para acorralar e inmovilizar al disidente, como un ánimo espurio, de vulnerar este mismo sistema en su único y exclusivo provecho.
Los enemigos de la razón son muchos, pero socavados los principios de la razón y aglutinada la masa ingente de borregos, en el odio al ficticio y recurrente enemigo común y exterior al aprisco de los mansos y buenos que obedecen al nuevo orden, es ya muy fácil rendirlo todo y hacer ver como el patíbulo es el precio justo, que deben pagar los que osan opinar con criterios propios, sobre la maldita partida que va ganando el orden ficticio e impostor, con tramposas tretas.
Pieza clave en esta apologética batalla, son los voceros, los apesebrados difusores de las prédicas y bondades del orden nuevo, que desde sus televisivos alminares, inyectan soflamas abyectas y de parte, en las mentes de tierna manteca de los que confinados delante de la caja tonta, sólo estiman la telerrealidad oficial.
Esto, ya acontece, y ni que decir tiene que son pocos lo que detectan esta inmersión, esta confabulación, esta troupe de enharinados lobos, que nos encierran, en el aprisco del confinamiento, para impedirnos pensar y opinar.
lunes, 4 de mayo de 2020
Malditamente deliciosa
Malditamente deliciosa.
Es la rendija por donde se cuela la luz.
Es la necesidad que ya ni siento.
Vivimos en los recuerdos y sin recuerdos nos diluimos.
Es altanera la proeza de atesorar.
Marcos de plata para los soberbios instantes.
Lo que no suma, divide.
Lo que divide, resta.
sábado, 2 de mayo de 2020
Iluminé mi ciudad en la noche
Iluminé mi ciudad en la noche, para que el que me odie la bombardee.
Abrí sus puertas, para que mi enemigo no necesite entrar a caballo.
Y aún tierra calcinada, le sigo tiznando,
Como polvo glorioso, entro en sus pulmones y le mino desde dentro.
No se puede borrar la proeza, y quien lo hace, es un vulgar Eróstrato.
viernes, 1 de mayo de 2020
Me modela la mano que me acaricia
Ya no sé quien soy.
Soy el impacto de los que me perciben.
Son la percepción de los elegidos,
ante los que con sumo placer me allano.
Soy las guerras que pierdo.
Soy el mestizaje con mis iguales.
Soy la caricia de sus manos,
en el barro tierno de mi intelecto.
Soy su impacto, su surco, su labriego amor.
Soy quien me quiere.
Soy las lágrimas de los que conmigo se duelen.
Soy duelo y luto.
Soy el impacto de los que me perciben.
Son la percepción de los elegidos,
ante los que con sumo placer me allano.
Soy las guerras que pierdo.
Soy el mestizaje con mis iguales.
Soy la caricia de sus manos,
en el barro tierno de mi intelecto.
Soy su impacto, su surco, su labriego amor.
Soy quien me quiere.
Soy las lágrimas de los que conmigo se duelen.
Soy duelo y luto.
Pareidolias
Chocan los pedernales y en la colisión saltan chispas.
Amor inter pares, que arrasa con su crepitar, campiñas.
En la fiebre por legar, buscamos iguales.
Buscamos compañeros de patíbulo y de feria.
Marginales portentos, desechados por estar fuera de serie.
Loco empeño, que alimenta las mareas, la pleamar de los sueños.
La vida mancha, pero pero al magnánimo, la vida lo mancha con pareidolias.
Caliche, moho, virados sepias, que sólo sabe leer el iniciado.
Abrí la puerta al mar
El rojo purpúreo brota de mi pecho,
tras la cercana lanzada.
Abrí la puerta al mar,
y fue mi confianza,
la que propició el golpe.
Caprichos troyanos,
que a quemarropa,
abren en canal al amante.
Por el mero capricho,
de ver como late desaforado,
su corazón herido.