la herida no sangra,
sólo te anega por dentro,
es una maldita y silenciada
hemorragia interna.
Y el amor,
muere
entre endiablados espasmos,
muere
escondido tras la férrea coraza.
Deseos inconvenientes,
desviada trayectoria,
que al negarla,
nos comienza a aniquilar.
Me desangro
en los pasillos eternos,
galerías de vanidades etílicas,
desfile de esbeltas garzas.
El febril corazón,
bombea loco,
la sangre que brava,
nada riega.
Estroboscópico es morir,
en la iridiscente noche.
Soy mar rojo,
Mar, sin ti.
Soy martirio,
de necia sumisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario