y su sal me desbrava.
Soy ya costa roma,
en mis playas ya nada encalla.
Ni piratas,
ni arrogantes capitanes
de navíos belicosos.
Ni se escuchan ya
los sirénidos cantos
que hacían enloquecer a los marineros.
Sin filo y sin poder,
sin puerto, ni bahía.
Casa sin abierta
que ya sólo aire
y olvido encierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario