No hay males eternos.
Pero hay gente infinitamente mala.
Lejos, lejos de mi corazón.
Desarropados de mi amor.
Os encuentro fríos, ridículos, menos grandes, menos importantes, secundarios de pasados capítulos. Que ya nunca en mi película volveréis a tener un papel.
Lamidos, relamidos, por lamer.
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