Es más difícil salvar vidas que segarlas.
Entre mis manos se ha marchado un ángel.
No he sido capaz de retenerlo.
De convencerlo de que debía permanecer aquí.
Han sido tres días de lucha.
Tres días largos.
Con la espada pendulando.
Hay ángeles que solo están segundos entre nosotros.
O días en este mundo hostil.
El se ha marchado sin ruido.
Se ha marchado sin apenas haber dado amor.
Que fácil es segar vidas y cuantos seguidores tiene.
Desde lo alto mi fugaz cometa.
Ángel efímero ruega por nosotros y por tus otros hermanos los ángeles que siguen en este cruel valle de lagrimas, azotado por cuadrillas viles de segadores.
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