Sabes muy bien porque son rojas mis palabras.
Sabes muy bien que nacen de un corazón herido.
Sabes muy bien que las vomito bañadas de sangre.
Sabes muy bien que tengo un corazón diligente.
Y sabes muy bien que se aceleran con el dolor sus latidos.
Rápido en piedades es mi pulso.
Es febril como por ti perdí el sentido.
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