La libertad también es una cárcel.
Una cárcel de margenes difusos.
Una insatisfacción que persigue lo que no se posee.
Y olvida disfrutar lo que se tiene.
Una cárcel de buscadas colisiones para menguar la libertad del otro.
Una cárcel que busca derechos en el pedregal.
Y a base de tanto buscar hace menguar las obligaciones.
Es la estrategia de enfrentar los derechos de unos y otros.
Olvidando que la libertad no crece en el robo.
No crece en la usura.
Ni en la superioridad moral.
Ni en la gloria de la casa matriz.
Ni en la desorientada orientación de los amores.
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