Muere entre barruntos la clara turbia.
La lechosa de alma negra.
La reina del arenal.
Muere con la mueca de la malicia.
Con la descompostura del que sabe que sus crímenes nadie se los va a perdonar.
Muere en la soledad zahína de los iguales.
Correligionarios de crimen y hurto.
Arpías que cuando cierre los ojos de las orejas los zarcillos de oro le van a arrancar.
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