sábado, 6 de julio de 2019

Atreo Moreno de la Cal


Maruja Moreno de la Cal, siempre fue muy cómica, muy cómica a pesar de su vivir tan trágico. Maruja en su infancia nunca pasó estrecheces, vivió ociosa en el Palacio del Deán, entretenida por los criados y la institutriz. Doña Teresa, les hacía el caso justo, las niñas ocupaban en su día el espacio preciso, estaban detrás de sus partidas, sus misas y sus sol y sombras. Era el servicio el que las educaba y atendía. El pequeño teatro que había en el palacete era un gran descanso, para evitar la pelma que daban las niñitas, allí pasaban los ratos de asueto Pilar, Prudencia, Maria Luisa y Maruja. Orestes, el único varón de los Moreno de la Cal, jamás jugaba con ellas, era tan misógino como su padre, Don Atreo Moreno de la Cal y Arnau de Vilaragut, hombre raro y vicioso donde los hubiera o hubiese. Atreo, era de salir y entrar poco en casa, era de cacerías, casino y de frecuentes escapadas nocturnas a los burdeles de Puerta de Palma. Vida de rico que se maltrata con los placeres que le posibilita su fortuna.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario