la red de hilos de colores que hondea al viento.
Son atractivos los manjares,
de la rica mesa que ofrezco a mis enemigos.
Con sigilo y estrepito,
tejo la urdimbre espinosa
de mis zarzas.
Ni mis labios dicen la verdad,
ni mis ojos de pasta vítrea
me delatan.
De anacarados brillos,
es la estela de mi deambular.
No te confíes,
no te fíes,
no te distraigas.
Torre a torre,
alfil a alfil,
desmantelo tu imperio.
Laboriosa hormigas,
insignificante David,
que tiene a Dios,
como aliado y amigo.
No soy Salome,
pero bailaré y distraeré a tu ejercito,
mientras mi caballo te mata.
Todas la Noches son Buenas,
para cazar bastardos.
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