sábado, 2 de septiembre de 2017
Lluvia caprichosa
El grifo gotea incesante, robando segundos al silencio.
La parra herida de agosto, es un esqueleto.
Devastador es el estío y su estela de males de raso.
Abocados al otoño, los gorriones se vuelven indolentes.
Los limones verdes con nada compiten, solo su esplendor luce en las ramas.
El tiempo escapa, mal contado por los artilugios que inventa el hombre, para perder en malas cuentas el agua de la vida.
Somos devaneo inútil, lío absurdo, somos espera que nada logra y se desespera, pensando que el azar hará pasar el deseado río, por nuestra puerta.
Lluvia caprichosa que hiriente lamas el mármol suave y le das la pátina del verdín de la desidia.
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