martes, 8 de noviembre de 2022

Gólgota


El sol no existe, 
ha muerto en la torrencialidad. 
Plomo de días fugaces, 
de días estériles, 
de caricias pobres y urgentes.
Me duele el corazón 
en la fiereza de los relámpagos 
que rompen la cortina infinita de lágrimas.
Me abraza el olvido 
con sus manos frías 
y me zarandea el desprecio 
de los días sin líneas.
Plaza desierta 
que ha rendido el llanto.
Tropiezo en el ascenso, 
en el camino yermo, 
al Gólgota.

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