Es la fortuna un trofeo esquivo.
Se me resiste el placer en los valles por los que peregrino.
Sediento deambulo por los caminos de cabras.
Solo en mi rareza.
Solo en la desdicha de mi pensamiento atormentado.
Solo en mi empeño por vivir entre fantasmas, entre ausentes, que yo hago presentes en mi empeño por elevar el tono de mi baja compañía.
Solo en las lagrimas rojas de las perdidas que a otros nada duelen.
Solo en esta penillanura de zozobra y líquenes matificadores.
Fortuna que cínica me sonríes en los recodos del camino del mañana.
Nunca mi dicha es hoy siempre posterga su visita a mis aposentos al futurible mañana.
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