Ruinas de historia veo cuando duermo.
Ruinas de historia veo cuando despierto.
El ábside del convento del Espíritu Santo y su alto nivel de escombros.
Pechinas en gran venera que el liquen acaricia.
Casa de Dios abierta al cielo, a su sol y a sus lluvias.
Cantera de codicia para hacer chabolas.
Casuchas de aparceros, en las afueras para que no tiznen el señorío valiente, sin macula a costa de ser preservado sin uso bajo mil llaves de egoísmo.
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