Siempre hay alguien que apuntala la felicidad.
Y a veces el puntal no es el más feliz.
Él es solo el que más cede.
Él es el que más trabaja.
El que más mima y consiente.
Los puntales se consienten pocas aventuras.
Pocas veleidades.
Pocas horas de descanso.
Nunca piensan que sin ellos todo se desmoronaría.
Y si se desmoronaría.
Y se desmorona.
Mira si tu felicidad esta apuntalada.
Y si es así, mima a tu puntal.
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