Jeribeques para silenciarnos.
Se está tan lejos de Dios.
Se siente tan próximo el aliento del suicida.
Del temerario que sin cubrirse la cabeza empuñará el hacha.
Difícil mantener la serenidad en este tiempo violento.
Tras los insultos no se esconden mensajes, solo se esconde el odio.
El odio inoculado para ganar esta contienda.
El odio del suicida que antes de inmolarse todo lo quiere aniquilar.
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