domingo, 2 de febrero de 2020
Vítora
Cada hombre tiene sus pesares, secretos que el mundo ignora y desconoce.
Marcado por las prebendas inmorales que recibía su padre. Construimos sobre la peana de mármol en la que nos han alumbrado.
Vítora, era memo, panfilo, petulante y altaneramente zafio. A pesar del comprado estatus, no era nada más que un vulgar macarra que para conseguir plata, hacia lo que terminan haciendo todos, dar vueltas en el Parque de la Fraternidad.
Celso Vítora, a pesar de todo tenia suerte, tenia una casa, que es mucho más que lo que tienen los demás. La heredó del vendido de su padre, un policia corrupto, como casi todos los que hay en La Habana. La casa era amplia y tenía alquilados tres cuartos a pingueros como él, con ellos pagaba gastos y le enviaba dinero a su madre y a su abuela que vivían en Pinar del Río, desde que su padre abandonó a Mercedes y ella volvió al pueblo donde nació. Era el único dinero que recibían las dos mujeres, que vivían allí solas, sin saber de las cuitas de Celso, aunque si se enteraran no cambiaría nada, porque prostituirse para poder sobrevivir en Cuba, en La Habana, era lo normal.
Celso, tambien controlaba una casa en el Vedado, que una pareja amiga suya, alquilaba sólo a extranjeros gays, y él solía ir a hacer la lucha allí, también le organizaba orgías o pagaba el trato de favor de esta pareja, manteniendo relaciones sexuales con ellos de cuando en cuando y sin cobrarles nada.
El mundo ignora, pero el mundo no es ciego, y se veía a la legua a lo que se dedicaba Celso, dinero fácil, que fácil se va, que te abre y te cierra puertas, que no hace que mudes de estatus, porque soñar no es la realidad.
La belleza, tiene fecha de caducidad, la frescura se desvanece, y son los nuevos, los que pasean prietos por la Avenida de Colón, los que sin hacer nada, te quitan los clientes. Cumplir años abarataba los servicios, los distanciaba, los hacía cada vez más cutres, más sucios. Seguía teniendo alquilados tres cuartos, a pingueros, pero todos ellos eran mucho más jóvenes que él.
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