Feliz Año Nuevo



Tengo la mano sobre el suave lomo de mi gato, me reconforta su dorada felinidad.
Mañanas de frío, donde el calor te lo proporciona el próximo.
Me rodea la menguada tropa de mis afectos, su insistente interés por algún agasajo.
Amores cálidos que cuestan muy barato, que poco piden y mucho me dan.
Despertar de apagados trinos y nieblas a lo lejos.
Muere el año, el año del encierro, de las distancias, del miedo.
Muere con la sensación de que somos frágiles llamas amenazadas por la marea de zánganos, por la falta de pericia de los capitanes que no supieron preservarnos de las infectas corrientes, del viento de escarcha, que lleno de cruces de un día para otro el Camposanto.
Adiós al infierno, que en esta mañana de gélido invierno, descorre el telón del año nuevo e incierto.  


miércoles, 30 de diciembre de 2020

Mudar


Mudamos nosotros y muda el placer.
Todo fluye y en ese fluir el cortante placer se hace romo.
Varían los disfrutes, apaciguados por la perdida de brío.
Robles sin follaje, en los que ya no anida el amor.
Almíbar insípido, proezas sin gloria.
Ya nada eriza mi piel. 
Y el temor que gravita sobre todo y siempre, me impide correr fútiles riesgos.
Acastillada es la calma, cuartel sin sorpresas.
Nada busco, nada encuentro, nada ya a mi cansado corazón le sobresalta.



martes, 29 de diciembre de 2020

Que difícil es ser valiente, caerse y sonreír.
No existe el edén.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Jugar


Siempre odie jugar al ajedrez, aunque me enseñaron esa estrategia desde bien pequeño.
Con demasiada frecuencia es más útil lo que detestamos que lo que amamos y eso me ha pasado a mí con el ajedrez.
La vida es una partida y vencer a tu enemigo es desplegar una paciente estrategia. Y eso hago hoy, jugar con las destrezas inculcadas, con la fuerza que me da mi Dios, con la perseverancia que me da defender la verdad.
Siempre he odiado jugar, pero en esta partida que es la vida, juego, con la bravura que me da mi estirpe, y las habilidades que me inculcó mi familia.
Ganar es cuestión de tiempo, la victoria es tesón y paciencia.

Ramas


Las ramas, son marionetas en manos del viento. 
Marionetas que arañan los cristales 
y llaman a mi puerta.
Sombras que me zarandean.
Diez luces titilan a lo lejos.
Diez apóstoles que guardan, 
el aprisco de amenazantes ramas 
que mece el viento. 

viernes, 25 de diciembre de 2020

Patria


Ya no reinan las nieblas en el valle, ya sólo reina el frío, escarcha que entumece las palabras y que nos fuerza al encierro.
Con las puertas cerradas, embozados y con la sensibilidad de nuestras yemas resguardadas por la protectora la lana tejida en oriente, porque aquí ya nadie trabaja, ni teje, afrontamos el olvido.
Ese es el olvido, dejar las faenas que nos hacían pueblo, patria, rincón con acervo. Ese es el olvido, cerrar las puertas al frío y rendir las fronteras de la patria.
El Niño Dios, trajo el frío, trajo la helada, trajo el viento que congela las lagrimas, impidiéndolas rodar y perturbando con sus finos y acerados cristales la claridad de nuestra mirada. Ciegos regidos por tuertos. Aurora de modorra, de desidia, de voluntades rendidas, perdidas, compradas, subsidiadas.

Tegucigalpa, "La casa de la Aurora"


Es el lugar donde está la casa de la Aurora, pero no de la Aurora del amanecer, sino de la Aurora carnal, por la que perdió el norte un señero capitán. 
Él, la colmo de oro, le construyo una torre, y en aquel palacio de lujos la encerró, para que nadie pudiera conquistar, ni rendir, a su divina perdición. 
Así son los amores que amarran muy corto al amado, amores que en todo ven temor, amantes que viven martirizados por los celos y de todo recelan, amores de oro y desconfianza, de atalayas inexpugnables y tapias muy altas.
Y en aquella jaula dorada, se fue marchitando Aurora, ella que nació en el arrabal minero, y que se gano la vida desde bien chica, en las cantinas con sus gorjeos y contoneos, encerrada para el exclusivo disfrute y manoseo de un capitán señero, de un capitán celoso, de un capitán que el amanecer dorado de su amada, lo cubrió con siete velos. 
Cerro de Plata, cerro de galerías, donde los mineros pobres pierden la vida. Cerro de destellos, que el pobre jornalero, tras sudarlos con sangre, pierde en las tabernas. Cerro sin Aurora, porque ya no tiene Aurora, Tegucigalpa, desde que, con siete llaves y tras siete velos, la secuestro el capitán que dice que la ama y que por su radiante belleza está enfermo de celos.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Niebla


Es tan corto el mundo en las mañanas de niebla.
Vuelve a amanecer el día, entre saturnales vahos,
entre remostosos valores obsoletos, 
humedad lechosa que orina los falsarios estereotipos.
No existe ya la reconciliación en este paramo de odios.
Los escritos de guerra se cocinan con la siniestra mano, 
en la siniestra trastienda de un ansia anegada de celos y venganza.
Deshilachan las arpías la memoria del imperio.
Hipotecan el futuro los traidores, 
vendiendo humo de igualdad, 
que es sólo castrante y amputadora mala saña.
Niebla que ampara las mentiras de esta iconoclasta cruzada. 
Se desaloja la inocencia de la mente del infante, 
se emponzoña de malicia la tabula rasa.
Dios aun no a muerto, 
pero el discurso de su muerte, tiñe de rojo las calles, 
del rojo de la sangre del que aun cree, 
en la bondad del ser que nos creo libres.
Cizaña es este vaho que a tantos atenaza.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Aprisco de nubes rasantes


Llueve añoranza, neblina que almibara tiempos pretéritos. 
El mundo es tan corto, es tan húmedo, es tan frío.
Aprisco de nubes rasantes, de nubes que rozan la tierra.
El verde es vivo, como la sangre invisible que brota de mi lacerada piel.
Me anega la tristeza de los días irrecuperables, de los caminos que ya nunca más transitaré.
Acaricio el suave lomo de mi gato amarillo, su rendida felinidad, que busca el calor de mi regazo.
Llueve sobre las losas que coloniza el verdín.
Llueve suave, llueve y en la lluvia finísima se diluyen las proezas que nadie reseñó y nadie cantará.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Sentir imbricado


Construimos desilusión viviendo, 
nos desangramos en los recodos oscuros 
que nos depara la vida.
Desgarros que se infectan y nunca cicatrizan.
Manos que nunca nos volverán a acariciar. 
Miradas de hiriente vacío.
Baluartes de inexpugnable azul, que el tiempo rindió.
Amar es una enorme puñalada 
por la que termina colándole 
el helador infierno de la perdida.
Vivimos días, donde olvidamos 
que apuramos segundos 
por primera y última vez.
Te quise, te quiero, te querré, 
y todo ese sentir imbricado 
es mi lloviznoso presente.
La desidia me cubre con su manto de descuido.
Oda donde los instrumentos doblan 
por las inamovibles perdidas.
Hojas que amarillentas y cruelmente garabateadas 
vuelan en la fría noche 
de su primer y último invierno.
¿Quién abrazará mis cenizas?
¿Quién decidirá si eternamente descansan junto a las tuya?
De nada soy dueño,
soy sólo un preso 
de este remostoso y meandrinoso tiempo. 

sábado, 5 de diciembre de 2020

Morir


Lo angustiante no es morir.
Lo angustiante es sentir y pensar que mueres.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Sobre tu tersura


Si mi mano galopara sobre tu tersura.
Si la algarabía disléxica de mi brío estuviera atenazada por tu dulzura.
Si en el rocío de mis noches florecieras tú.
Busco tu azahar, tu almíbar remostoso.
Busco tu mano, en este lecho frío de perenne invierno.



Si el bravo mar quisiera


Si el bravo mar 
con sus verde olas, 
arrasara con su furia 
la desidia de este infierno de interior 
que me cerca y desola. 
Si el bravo mar 
con su indómita imprudencia 
me trajera a mi lejanas costas 
un ejército de marineros 
fieles a la verdad 
y sin un ápice de mancha 
del erial de las sombras.
Si el bravo mar quisiera 
convertiría en un vergel 
esta mazmorra.

martes, 1 de diciembre de 2020

En las faldas


En las faldas de una montaña, 
a merced de la escorrentía, 
la fragilidad de lo bello, 
en la inestable ladera.
Se asienta mi proeza 
en las faldas de arena del tiempo, 
arena que grano a grano rueda.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Coraza


Es esclarecedora la escarcha, los días fríos sin nadie, el desierto de caricias, el maldito y desolador tiempo de ensimismamiento.
Nadie se percata de este socavador oleaje interno que me asola.
Nadie vive en mi, o con la suficiente proximidad como para percatarse de la frialdad de mis salas, de los cuartos en los que me consume el pesar.
Tiempo de punzantes alfileres, de trajes teatrales que venden felicidad, artificio, gloria.
Luces cenitales que me hacen brillar en una escena de fama inhóspita, de celebridad de sonrisas falsas, de aplausos hipócritas.
Nadie ve los tesoros de mia alma, sólo se percatan y ciegan con la mueca de mi sublime coraza.

jueves, 26 de noviembre de 2020

Papel pautado


La danza de la vida transcurre sobre papel pautado.
Endiablado aprisco que fuerza un único y fatídico movimiento.
Oda irredenta, lamento nada salvífico.
Fusas y semifusas, garrapateas y semigarrapateas.
Celeridad que impide el pleno disfrute.
Calma que que nos hace agonizar, persiguiendo disfrutar.



martes, 24 de noviembre de 2020

La lluvia


Es fiera la lluvia, 
que lame inclemente, 
el borde abrupto 
de mis defensas.
La lluvia, 
que mengua la claridad de mis días.
Fenecen las hojas, 
las horas y los brillos. 
Fenece el ámbar, 
la miel y el brío.
Es frío este amanecer 
de pertinaz llovizna.
No tengo corcel, 
no tengo bridas.
Y lento y descalzo 
camino por la descarnada vereda 
del otoño de mis nublados y anegados días.


jueves, 19 de noviembre de 2020

Predios regados de sal



Imposible vivir sin depender. 
Vivir sin los malditos lazos de los esclavizantes afectos.
No me redime mi sangre.
No fluye por mis venas, nada más que hiel.
Urdimbre de frases de desprecio. 
Predios regados de sal, donde nada florece.
Urticantes caricias de amores perros. 
Papel pautado con un atronador bajo continuo.
Bajo mi piel el arador de la sarna me devora.
Me devora y yo finjo y sonrió como si no pasara nada. 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

 La mediocridad nunca fue mi fuerte, tengo un serio problema a la hora de relacionarme con mediocres.

 La contención no es esclavizante, si uno busca vivir serenamente.

viernes, 30 de octubre de 2020

Tonino de Haro

 

Me cimbrea la codicia cuando la veo pavonearse por la Calle Ancha, cuando encaramada sobre sus finos tacones vuela libre, con esa libertad que yo mil veces he soñado y nunca he sido capaz de poner en pie.

Me mata su almizclado olor, el olor a su madre, ese olor fuerte, a hembra recia e incansable. La Rubia, siempre se puso las habladurías por montera, siempre salió a la calle fresca y provocativa, diciendo sin decirlo: 

- Aquí estoy, me follo a todos vuestros maridos. No me tengáis pena, porque lo hago por dinero. Y me gasto esos cuartos que les saco, sin pedir permiso a nadie, en lo que quiero.

Me cimbrea la envidia cuando veo a Tonino, pavonearse por la calle y entre aspavientos cortar el aire.
Cuando veo, como se lo comen con la mirada hasta los más píos, cuando sus largas piernas enfundadas en unas medias de cristal provocan celos en todas las mujeres.
Su madre, era un portento de carnes prietas, de lengua desenredada, de gracejo, de carnalidad. 
Tonino, creció a sus faldas, correteando por los pasillos de La Pista. Creció entre las zalamerías de los que allí iban a gastarse el dinero. Creció entre los caprichos con los que lo consentían las otras chicas.
Tonino, creció entre ellas, como una de ellas, creció salvaje, creció visceral. Nadie reprimió nada en él, nadie podó en él, aquella androginia, aquella elegante cadencia, aquella chispa. Mientras se enharinaba de polvos de arroz, se iba enharinando de vicio, de la audacia de su madre, de su frívolo contoneo, de su sensual arrebato. 
La Rubia, nunca prestó demasiada atención a su vástago, al bastardo de Don Lucas de Haro. Y así fue, como se crió libérrimo, al calor de los fogones de Marcela y entre los saltos de cama y los marabús de las niñas del burdel. Alejado de todos los de su edad, siempre metido en las conversaciones de los mayores, viendo natural el fornicio y las particulares perversiones de los clientes más adinerados. Se crió sin moral, sin bridas, sin freno. Y nunca nadie le dijo que no debía ser amanerado, que no debía vestir con aquellos trapos, ni jugar a seducir a los clientes del lupanar de su madre. Nunca tuvo un referente paterno al que imitar, y plagio y remedo el fulaneo de unas y otras, y sobre todo las malas mañas de Marcela.
Todo transcurrió de modo rodado, y a los catorce años hizo sus primeros pinitos en las artes remuneradas del amor, claro está, de espaldas a su madre, y con la única complicidad de la sórdida Marcela, que se sacaba su pequeña comisión, silenciando y amparando aquellas transacciones. En aquella brecha de mercado, donde no tenia competencia en el lupanar. Él, era el único virginal, gracioso y amanerado infante, y aunque pareciese insólito, su carne tersa tenía más demanda de la imaginada y eso forzaba a Marcela y a Tonino, a tomar mil cautelas y para que no llegara a oídos de su madre, que existía un nuevo cuarto en la casa, el dormitorio de Marcela ubicado entre la cocina y la despensa, pared con pared con el hogar donde se calentaban los pucheros para alimentar a las chicas de La Pista. Un nuevo catre, donde Tonino se iba curtiendo en las artes de los vicio, en el arte de sacar tajada de las desviaciones de sus amantes, de engatusar a sus clientes.


 

Aquiescencia



No tiene mi consentimiento el día para amanecer.
No me consultan las tormentas para irrumpir en mi vida.
No tiene mi beneplácito el amor, para incendiar mis sueños. 
Tantas cosas gratas ocurren sin permiso.
Tanto ingrato momento ha sido consentido.
En manos de las olas, que acarician y desgarran.
Mecido por el si quiero que abre la puerta a tanto malestar.

lunes, 26 de octubre de 2020

Orejas de asno tengo

 


Amputa la pereza, 
el ingenio de los volátiles segundo, 
la chispa que prende el cañaveral de la molicie. 
De nada ya soy rey, 
de nada soy ya dueño, 
porque preso en este encierro, 
ya no suspiro en verso.
Me susurra al oído la Parca, canciones de cuna, 
me pierde en el bosque de mi infancia, 
me aturde con los chismes de las grajas. 
Orejas de asno tengo, orejas sin discernimiento.
Que desbravado estoy en este cubil de invierno.
Príncipe de las veletas, mecido por este impertinente viento.



sábado, 24 de octubre de 2020

Intrascendencia


He bebido cinco cervezas, rodeado de la pertinente intrascendencia. No es fácil soportar las horas, que se hacen infinitas en los pueblos arrasados por el nuevo analfabetismo. Me siento solo, no me duele articularlo. Solamente me falta planear la última y fatal huida, el desesperado último viaje. No soy pesimista, siempre veo el vaso medio lleno, pero no se puede ver medio lleno, lo que está vacío.

lunes, 19 de octubre de 2020

Sueño



No sé interpretar mis sueños. 
No sé dominar el viento, 
que en el infierno de mis pesadillas, 
me lanza contra los escollos de tu desamor.
Espero en la puerta de la vigilia, 
como virgen necia, sin aceite y sin previsión.
Sueño desesperanzas, persigo una quimera.
Ruego a los cataclismos, 
que fulminen este duermevela de desazón.




sábado, 3 de octubre de 2020

Su sombra trajo el frío


Y las alas del otoño llegaron y se desplegaron sobre el valle, y su sombra trajo el frío, el viento que convierte las lágrimas es bella escarcha. 

Los príncipes nunca lloran, su ojos ya son de escarcha, de gélido azul. 

Mirame y dime, que no sientes su pérdida, que estas alas sólo traen tiniebla.

Si mi custodio quisiera disipar tormentos, si el batir de sus blancas alas, dispersara a los cuervos negros.

El musgos se despereza en la tapia del cementerio, y espera a los nuevos lutos, que se sumarán a los viejos. 



lunes, 28 de septiembre de 2020

Sigilo


El amor se encomienda al sigilo.

El sigilo busca la penumbra.

Busca la pasión, 

la mano que le proporciona caricias.

Somos fáciles, resortes muy fáciles,

que flotan o se hunden, 

a merced de un viento casi insignificante.

Busca la vida esquivar penurias. 

Busca el vivo,

 dormir sobre el tórrido amante.

Encuentra el que busca, 

abrazos fáciles.

Y se pierde en la selva, 

en la que todo distrae.

El amor mueve el mundo, 

y en ese movimiento de recodos, 

pierde, enreda y distrae.


viernes, 11 de septiembre de 2020

Tormentas


Su vida, era oler el aire y anticiparse a las tormentas.

jueves, 27 de agosto de 2020

Perros


Mis fieles me lamen
y restañan mis heridas,
ellos son mis corceles,
yo soy su auriga.

lunes, 24 de agosto de 2020

Una piedra azul de Portugal


Pensamos neciamente,
que con el alcohol podemos apagar los incendios del alma.
Y no es así,
sólo avivanos más la pira del infierno,
que es sufrir porque alguien ya no nos ama.
Quiero una piedra azul de Portugal.
Quiero un beso de amante.
Quiero que un tizón de pasión
abrase mi frente.
Quiero la furia del viento,
de tu inflamado aliento,
tras el galopar demente
de tu irrefrenable sed de mi.
Quiero que me digan,
yo me muero
si te apartas tú de mi.

viernes, 21 de agosto de 2020

Agotador


Si morir fuera desvanecerse,
ya habría muerto.
Si morir fuera fácil,
ya estaría muerto.
Morir es avieso,
es difícil trance.
Morir sedado
en el postrimero momento
es fácil.
No es fácil morir,
para dejar de sufrir,
en plena y sublime floración.
Que no es morir,
sino dejar de vivir,
porque malvivir
sin ser amado
es agotador.

Muy poco espacio


Los Dioses guardan muy poco espacio para los mortales, para esa ralea que muere y se desvanece, para los insensatos que seguimos sus ingratos dictados, que no nos hacen felices.

Irsia Carolain Sprimbol

Estrella de nácar


Estrella de nácar,
déjame ser bueno.
Dejame dormir eternamente
sin sentir el dolor del olvido.

Si tu no suspiras por mi
qué sentido tiene que yo malviva.

Resuena en mi cabeza tu no
y sólo por no sentir,
ese tormento perenne,
ya no quiero seguir respirando
un aire que tu no exhalas.

Estrella de nácar,
niégame, el volverme a encontrar
con el artífice de mi locura.

Que hermoso es morirse siendo querido.
Que maldito es morir con una virginidad forzada
por el desprecio de un indecente
que no valora la furia que inflama las velas
de una nave que si no te siente
es sólo brava desdicha.

Me olvide de vivir


Fue el destino quien decidió que yo fuera distinto.
Fue el destino quien decidió que todo me atormentara.
Yo jamás elegí vivir para interferir en la trayectoria de las vidas de otros.
Viviré hasta que me muera con el tormento de acicalar trayectorias ajenas.
Viviré con el tormento de querer sin ser querido.
Viviré con la tormenta perenne
de empaparme con todas las desgracias ajenas.
Fue el destino el que me tildo
con la locura que es ver diablos,
zahínos seres que destrozan belleza,
Nunca fui yo, quien se allanó a esta cárcel
que es sentir la desgracia ajena.

Si resbalara


Si un rayo,
me llamara al Olimpo,
si resbalara en la nieve.
Si el destino destrozara,
mi cabeza.
Si el tormento de pensar,
se parara.


Mil vueltas


Yo antes por verte daba 100 vueltas
y hoy por no verte doy 400ª.
Sigo teniendo la mano
en la indómita bravura
que no calma la cordura
de mi pensamiento.
Desear es morir
en frases muy cortas,
muy, muy cortas,
en la falta de ingenio
que brida
desear sólo por fornicio,
por la brava locura
de la entrepierna.
Me puede, la niebla de la furia.
Me puede, el desorden de tu soberbia tersura.
Nada, ni nadie, puede con esta locura
que es dar 1000 vueltas
porque estoy perdido
en tu púbica  negrura.

Husmean



Husmean mis perros,
los olores extraños
que porta mi cuerpo
y que yo insensato arrastró
al lecho que comparto con ellos.

Lento


Por qué morir es tan lento.
Por qué vivir es tan angustiante.
No sé calmar la ira de mis infinitos días.
No sé rendir el desasosiego de este infierno de paz ficticia.
Cada vez sé menos,
cada vez me atormento más.
Días enormes de jornadas infinitas.
Pensar no tiene pausa.
Decir la verdad es un maldito defecto.
Encajo los golpes,
de esta suerte consentida.
De esta partida perdida,
porque no se dejar de amar.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Dipsomanía


Yo temo a muy pocas cosas.
Pero si realmente temo a algo,
es a abandonarme a la suerte del áspero trago.
Rendirme al dulzor maldito del alcohol,
a ese remostoso almíbar que todo lo puede
y que hace, que todo lo tragues.
Soy devaneo perenne.
Soy barullo.
Soy insomne perturbado,
que todo lo disecciona y analiza.

Oda a la muerte de Míster Henry Purcell


Me emborracha la perniciosa música,
de la Oda a la muerte de Míster Henry Purcell.
Deseo morir,
eligiendo el escenario,
la partitura,
el ritmo.
La ira no habita en los días fáciles.
Sobrevivir es proeza de necio.
Medimos el tiempo con parámetros yermos.
Sólo la bruma del imaginado incienso,
calma la desdicha de mis pensamientos.
Morir es simple,
pero morir sin surco,
no tiene mérito.

Corcel


Busco ser odiado,
como quien busca un tesoro.
Busco la fatalidad de la envidia.
Busco la mirada aviesa del mediocre,
y retratar su supina vulgaridad
sin articular palabra.
Parco y excelso,
sencillo y aparatoso.
Son ruina altiva
que aún sepultada codiciarán.
Muero a solas
en los días enormes,
en los soles abrasadores
de los agostos de títeres.
Soy cancer en el tuétano de la mentira.
Soy incómoda china
en el caminar erguido y acicalado de la calumnia.
Soy lagrima perenne en la mirada desolada,
lagrima que la brisa evapora y nadie ve.
El infierno,
habita en la caricia del próximo,
en el zarpazo del afecto,
en el castrante deber.
No hay peor cadena,
que la de la sangre,
el vínculo horrible que es amar.

Exhalar bruma


Me encanta la bruma.
Ese filtro natural que hace menos abrupta la realidad.
Que suaviza el filo de la cortante y miserable realidad.
No soy tibio, manso cabestro.
No sé ahormarme a este zahino mundo.
Soy Can Cerbero sin laguna Estigia.
Soy insolente soldado de la verdad, sin filtros, sin tamices.
Soy narcisista perverso.
Soy fatalidad, mi fatalidad.
Me encanta la bruma.
Esa niebla que almibara miserias, que endulza amarguras.
Me encanta la bruma que exhalan mis pulmones.



lunes, 17 de agosto de 2020

Ya

Es tiempo ya
de dar nuevas oportunidades.
Tiempo, de enterrar el miedo.
Tiempo, de desterrar el luto.
De dejar pasar al que la fortuna nos desvelará
como fiel,
o como nuevo traidor.

viernes, 14 de agosto de 2020

Medea del Monte Hermoso


Medea del Monte Olimpo.
De los pájaros ojos libadores de intimas caricias.
Medea del Monte Hermoso.
De las torres altivas que vigilan el llano.
De las manos llenas de hilos de oro.
Dama de los peces que veloces surcan nacarados mares.
Nieta de Helios.
Embaucadora de serpientes.
Nieta de los rayos multicolores del talento.
Nieta del Sol.
Y de las potencias, que fulgurantes coronan tu testa.
Hechicera de las brumas.
De los castillos roqueños,
de la cárcel de los anhelos.
Del polvo abrasador,
que se agarra a la garganta del soldado necio.
Bruja lunática y alunada.
Sibila de los reflejos y el volátil fuego.
Víctima de un hechizo,
del hechizo que es tener como faro a Jasón.
Mar de sargazos.
Azogada estrella,
de fatídico destino.
Mártir sin tregua,
nimbada de estrategia.
Calculadora y bella.
No hay guerra que no avive tu colosal ingenio.
Te apiadaste de Jasón.
De su insigne torso.
De su fornido brío.
Del poder hercúleo
que tú, multiplicaste en él,
con tus maleficios.
Tu araste en él,
con la clarividencia,
de tu herido tesón,
del borbotón carmesí de la lanzada de la pasión.
del nido de viboras que dominaban tu pecho.
Te conmovió la Isla de los Pájaros,
el flanco vulnerable que atiende afectos,
sino exclusivo de excelsos y magnánimos.
Cornada de toro manso.
de corniveleta lid,
Medea, te asaeteó Eros,
y con el arrojo que da la niebla de amar,
burlaste a la serpiente que jamás duerme,
porque la pasión nunca descansa y es también insonne,
construyendo para el amado,
mil puentes.
Sin ti los argonautas jamás hubieran sorteado el abismo.
Monte de dichas y desdichas,
de lágrimas fértiles,
de espinosos chaparros,
donde anida la alondra de tu bajo vientre.
Las alas de zarzas que te dio el río del destino
sólo te permitieron volar rasante.
No es somero el surco del arado de los bueyes de fuego,
que Jason,
domino con tu destreza de tu alta cuna,
con el poder de tu calentura.
No es somero el lago negro de tu desdicha,
donde los rojos corales pierden su ira.
Hechicera del Monte Hermoso,
de las cimas de la gloria,
del inframundo y la pena,
del enredo y la puñalada de próximo,
clavada de forma certera, precisa,
como mortal y quirúrgico estilete..
Víctima de la vendetta y la calumnia,
de los pueblos patrios,
de las patrias nuevas,
de una parentela con ansia de corona,
de unas coronas que niegan y reniegan
coronar la altivez de tu magnífica testa.
Delfos y su oráculo te abandonaron
a la suerte de la perniciosa patraña.
Reina, cómplice de las muertes de tu sangre,
de tu traidor hermano,
que quería truncar tu esforzada mala fortuna.
Tu espejo se quebró, en el poderoso tálamo.
Lecho,
Vellocino de Oro,
en el que entregastes tu doncellez,
a quien hizo bramar el león tu henchido pecho.
Latidos purpúreos de terso desvelo.
Red de promesas negras,
velo de negro luto.
Por amor desangrante a Talos.
Sólo por amor.
Por amor abrasaste a Creúsa
y a su devoto padre.
Pira de fatalidad que quebró la antracita de tus ojos de fuego.
Nada más que por amar.
Sólo por amor inmolastes a tus hijos.
al fruto de tu vientre,
a los vástagos de tus entrañas,
del almíbar de tu entrepierna,
ese que un día idolatro Jasón.
Inmolaste lo que él, más amaba.
Sacrificaste su descendencia.
Por la jerarquía que impone
el aguijón del ingrato amado,
el guerrero que incumple promesas.
Por amor te condenaste.
Por necio y ciego amor.
Porque el amor,
hizo añicos, tu poder y autosuficiencia.
La primacía de tu linaje y tu clarividencia.
Y huyendo de las piedras,
las que lanzaban manos viles,
las manos serviles azuzadas por la rastrera envidia.
Las serpientes aladas te llevaron por los aires,
herida de celos,
para salvarte.
Fue el Sol,
del que eres nieta,
quién puso su mano delante de tu amante pulso,
delante de ese amor profundo y traicionado,
que colmó las velas de tu navi para surcar los mares y tu
errar sangriento por mil lugares.
desterrada y acogida
con alaracas y estrépito,
con zahinidad y saña.
Y tu paz llegó,
tras abrazar en los Campos Elíseos,
rodeada de hipocampos y libérrimos carneros,
la inmensa y oceánica eternidad.
Medea del Monte Hermoso,
madre de Medo,
Reina de Atenas,
Reina huida,
encantadora de aspid,
que sólo al morir,
logró el sosiego,
la tranquilidad que le negó el ciego arquero,
que no le menguó con su dardo,
ni un ápice de su inconmensurable bravura.
Del Monte Hermoso y la tierra yerma donde vive el dragón de siete cabezas.


martes, 11 de agosto de 2020

Tiempo de miradas



Tiempo de miradas,
de ojos delatores
que en el ruedo de nuestro rostro,
se quedan solos,
toreando una vida
que hoy,
nos es adversa.

lunes, 10 de agosto de 2020

Verbos


No hay verbo sin vida, 

sólo los vivos articulan fatídicos verbos.

Verbos de rabia, verbos de dolor.

Es un aliviadero la palabra. 

Se desangra mi alma, 

con los heridos verbos.

No soy sumiso, 

porque mi arma es la palabras.

Sólo se vivir en los renglones con rabia.

Piel



El  amor es piel.
Piel infinita.
Piel interminable.
Piel indómita y salvaje.
Sin piel, no hay amor.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Centellas


Centella es el fugaz brillo de tu mirada 
cuando la mia intercepta.
Bella e incendiaria perseida.
Agosto de abrasadores vientos.
Canículas que presagian tormentas.
Me derrito en la bohemia buhardilla.
Me aturdo con gélidos combinados etílicos.
Más no se atempera la furia 
que ansía aspirar la brisa de tu aliento.
Centellas en las noches de fuego.
Centellas que aspiro locamente 
y mi brío, reduce a pavesas.

sábado, 1 de agosto de 2020

Ni el cerrado valle


El amor es caprichoso, 
es química, 
pero el amor aunque no lo parece, 
se puede forzar.
En los pequeños apriscos, 
el amor encuentra, 
de modo forzado, 
pareja.
Sólo es necesario retirar, 
las manzanas de la discordia, 
de la vista del infante. 
Y sin distracción, 
el cándido elige en el purgado estante. 
Esa es la clave para forzar la elección de iguales, 
juntar a la prole con la cribada sociedad, 
con la flor y nata, 
tras apartar la fruta sin dote, 
sin talento y clase.
Pero como toda máxima, 
está, también, tiene sus fisuras 
y tiene sus excepciones 
y siempre habrá un porcentaje de díscolos amantes, 
que no acaten la norma, 
ni la regla, 
y busque la miel en lo prohibido y distantes, 
ovejas para las que no es lo suficientemente alto el aprisco, 
ni cerrado el valle.
  
 

viernes, 31 de julio de 2020

Si desterráramos


Si desterráramos de nuestras vidas la tibieza, 
y envistiéramos de frente al universo, 
nos ahorraríamos el martirio de vivir silenciando 
la furia innata de los colores que vibran 
en nuestra carcelera moral mojigata. 

lunes, 27 de julio de 2020

Ebúrneo


¿Quién puede detener la tormenta de tus ojos grises, de la metralla de tu desdén?
En mis muñecas brotan amapolas.
En mi desbocado pecho la furia de la decepción.
Es altivo el amado cuando huele la debilidad,
cuando conoce la fatiga del alma, 
que rendida se arrastra, 
mendigando caricias.
El poder es cruel, 
y tú, poderoso David de ébano, 
sabes muy bien de ciudadelas arrasadas,
sabes de rendición.
sabes altas torres, 
que ante tu ebúrneo dulzor, 
se allanan.
Cimas que una vez allanadas, 
desprecias sin un ápice de conmiseración.
Perder la guerra del amor, 
es la derrota más amarga, 
es hiel que hiela, es desierto, 
es viento altano que seca el llanto perpetuo.
De mis pulsos brotan amapolas.
Y en el charco carmesí de mi desesperación, 
chapotea para salvar mi vida, quién a mi me ama 
y a quien no correspondo yo.

sábado, 25 de julio de 2020

La trayectoria esquiva


La trayectoria esquiva de las miradas. 
Evitamos ser interceptados, 
evitamos interceptar.
Cruzar nuestro delator e iridiscente iris,

con el loco objeto de nuestra pulsión.
Guerras perdidas, por falta de oficio.
Guerras perdidas, por el calor.
Guerras perdidas, por no controlar el ángulo 

con el que dispara nuestra pasión.
Mirar de frente, es perder la guerra.
Enfrentar la flama, es perder amor.

Metralla en las alas de la mariposa, 
rendida mirada, que vuela encarcelada 
esquivando en el vértigo la hecatombe de la colisión.
Dardo que incendia el rubor.