Solo me importa lo que veo en tus ojos.
Esa inocencia que nada más se entrega una vez.
Y tras la pérdida ya no hay piedad.
Solo cadenas de rendición.
Estancias de espirales de humo de desasosiego.
Y lagrimas en bellas copas de cristal.
Mostrar necesidad es acabar mendigando.
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