Sigiloso camina el torpe con su grandilocuente disfraz prendido por alfileres.
Marea la jaca altanera que pasto gracias a las parcelas franquistas, que medro gracias a las becas del movimiento, gracias a las estrecheces de su padre el labriego.
Vergüenza da, el que se avergüenza de que sus padres pobres, hicieran un gran esfuerzo.
Furcias arribadas y arribistas, que ganaron el monte por putas y no por listas.
Si uno tiene claro de donde viene, no tropieza en donde va.
Con aires, pero con la casa mayor cerrada, porque el burro ande o no ande no tiene clase, para sentarse a la mesa de una casa tan grande.
Sin consuelo, pero feliz.
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