El favor del rey con frecuencia llega entre despojos.
Cabalgando el caballo del cansancio.
Espera que conjura los demonios de la ira.
Los celos de las horas muertas.
Donde el amado emborrona pensamientos de ausencia.
Besos perdidos entre peñas de angustia.
Besos que la escorrentía de las horas de agonía matan.
Horas de ruido inmenso.
Y músicas de ofuscación y telarañas de brazos pagados.
Muero sin ti y sin ti me mato.
En las gradaciones del olvido.
Frío calor de bullicio de luces.
Si pudiera dejar de pensarte podría dormir.
Podría desfallecer y reposar la cabeza sin arden en las dudas.
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