Todo es incertidumbre y mudanza.
Nada se afianza para siempre.
Porque cada instante revisa la historia.
Y cada grano de tiempo precipita un derrumbe.
Las tumbas terminan siempre saqueadas.
Las cenizas esparcidas.
Y la piedra de las letras cinceladas, retallada y readscrita.
Los nuevos tiempos, tienen nuevos dueños.
Lapidas que solan burdeles y ricos capiteles que vaciados sirven de abrevadero de asnos.
Los fines no están narrados y así todo lo amontonada se extiende y se desclasa.
Y surgen nuevos montones, con sus nuevos amontonadores y su nueva corte de grajos que tras llorar, olvidarán en el festín de la pitanza, el sudor que al progenitor ha costado legar a los ingratos, estatus y hacienda.
No habrás cerrado los ojos, y los allegados sortean tu ajuar y empezarán a incumplir todas tus mandas.
Lo atado se desata, lo escrito se reescribe y las gloria que hacen sombra se desbaratan.
Nada está lejos o quizás todo esté muy cerca..
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