sábado, 1 de abril de 2017
El autobús de Hazteoir
Vivimos tiempos absurdos, en los que decir una perogrullada es delito y ofender a las víctimas es libertad de expresión.
La izquierda totalitaria, se puede mofar de todo aquel que no les hace la ola y sin embargo no puede circular por nuestras calles un autobús rotulado con una obviedad, que es decir que los niños tienen pene y las niñas vagina. A quien ofende esta verdad, a unos niños que aún no han decidido que quieren ser o a una sociedad enferma que nada más nacer los registra como varones o mujeres mirando lo que hay entre sus piernas y luego ve como discriminación, decir que son niños o niñas, por eso que hay entre sus piernas.
La disconformidad con un rasgo físico, no es la norma, y esa disconformidad con mucha frecuencia se supera con el tiempo y si no es así, uno puede recurrir a la reasignación. Pero considerar delito hablar del sexo de los niños y considerar normal la incitación al odio, es una anomalía totalitaria de esta sociedad enferma y odiadora, que promueve nuestra antidemocrática izquierda.
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