No existe la imparcialidad

No existe la imparcialidad, todos tendemos a tildar aunque sea de forma somera los hechos. Tomamos partido hasta cuando decidimos no tomarlo, pues forzamos una asepsia, que nos fuerza a una discriminación positiva hacia la opción con la que no empatizamos, entrando en una dinámica de compresión y justificación, que termina avalando lo que en principio íbamos a criticar.
Todos tenemos sesgo y una mínima inteligencia, con lo cual es mejor no desprenderse de los valores ideológicos que tenemos y planear sobre los hechos con ellos, eso ni nos confundirá, ni confundirá en nada a nuestro interlocutor. Porque no hay nada más confuso que uno de derechas, justificando y con ello avalando, comportamientos sectarios de izquierda.