Gritáis paz después de haber matado a todos los que considerabais enemigos.
Es la paz un estado que pide el bando de las manos manchadas de sangre.
Diezmáis al pueblo de las manso blancas y pretendéis lavar la culpa en un proceso de paz.
En paz descansan los que ametrallasteis, en paz descansan en el campo santo.
Reguero de dolor, reguero de pólvora.
Zainos seres que no titubeáis ala hora de disparar, en la indefensión del sin culpa, del inocente que pasaba por allí, o del que tuvo la osadía de decir que no pensaba como vosotros.
Gritáis libertad, mancháis con vuestra bocas esa palabra.
Gritáis para tapar el ruido y el terror del crimen.
Eso sois despiadados terrorista que en el amedrentar y en el chantaje encuentren su hueco, logran metas y rinden sencillos peones que mueren por un traidor estado.
Estado de indolentes, de cobardes, de parásitos de la política que salvan sus asientos en la traición de la sangre, sangre derramada por lo que se ve en balde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario