Pescadores de hombres.
Hombres pescados.
Islas, ciudadelas de huidos del mundo.
Del sistema arterial del afecto.
De las redes fluviales.
De las redes de pensamiento.
De las redes de palabras que aturden.
De las imágenes que a veces no valen nada.
Náufragos de una soledad multitudinaria.
Náufragos de una multitud que naufraga.
Victimas de un oleaje hostil y domestico.
De las plazas de exhibicionismo y teatro.
Abonados a las redes virtuales de queja.
Al anonimato del llanto.
A la vorágine de necesitar.
Redes de necesidad con demasía pagadas.
Somos islas y vivimos en islas, islas de desamparo.
Islas volcán que no saben si en la erupción crecerán o desaparecerán del mapa.
Cataclismos buscando el amor.
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