Tenemos que abrir las puertas del desván.
Tenemos que poner luz sobre lo que guardamos.
Tenemos que eliminar su toxicidad.
Tenemos que hablar.
Tenemos que derribar la trastienda.
Todo ligero y trasparente escaparate.
Así ni engañaremos.
Ni nos engañaremos.
Sin nada guardado, sin nada escondido.
Se vuela libre y mejor.
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