Trivializamos la vida cuando somos conscientes que solo y hay una por cada ser vivo.
Única e irrepetible, no hay dos vidas iguales, solo que muchas vidas se parecen.
Se parecen desde nuestra perspectiva ramplona y simplista.
Se parecen en nuestro reduccionismo de ser autotildado como rey de la creación.
Vidas que segamos con violencia o con la indiferencia del que se ha acostumbrado a ver segar vidas.
Solo se vive una vez cada vida, solo esa vida florece una vez.
No nos entra en la cabeza que no somos creadores de nada, solo intentamos abarcar y entender lo infinito que Dios ha creado.
Animales, humanos y plantas somos iguales en cuotas de disfrute del planeta.
No debe nuestra supremacía empujar a nadie a los rincones del orbe o a la extinción.
No somos nada, solo un engranaje en la complicada maquinaria del mundo.
Somos solo engranajes vivos que debemos vivir y dejar vivir.
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