Mi mano mece la cuna de una pequeña fiera.
Mi mano alimenta el vil montruo de lento engorde.
Mi mano acaricia la hora, lejana de soltar al crecido engendro en tu limpia casa.
Todo llega, todo ocurre, tu duelo eterno.
Desinstruido es tu linaje y tu ralea.
Espero el fin y crio lustroso al ciclope que a tu casta zafia pondra fin.
jueves, 7 de febrero de 2013
A quien con extrema locura queremos
Dios todo lo perdona y el hombre perdona tan poco.
El mal no sabe leer designios, menos aun comprende y abarca la complejidad del aparente capricho.
El mal merodea abonando afrentas y rencores y regando con sal el jardín de las proferidas llagas.
Es la bestia que habita en nuestro corazón la que ajena a los designios divinos monta en cólera, no asumiendo que Dios decide a veces llamar a su lado a quien con extrema locura queremos.
El mal no sabe leer designios, menos aun comprende y abarca la complejidad del aparente capricho.
El mal merodea abonando afrentas y rencores y regando con sal el jardín de las proferidas llagas.
Es la bestia que habita en nuestro corazón la que ajena a los designios divinos monta en cólera, no asumiendo que Dios decide a veces llamar a su lado a quien con extrema locura queremos.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Caudal traicionero
Corriente de caudal traicionero.
Agua fría, recia y salada.
Me escuecen las yagas que me infringieron las impías, las zamponas, la zahorra que hiere en el caminar mis plantas.
Estoy solo, me siento solo, y solo enfrentaré el retorcido cadalso.
Giráis la cabeza y me ofrendáis un saludo que ni deseo ni os pido.
No os conozco, no os reconozco, no os veo.
Murieron ya hace tiempo las personas que una vez próximas a mi
sentí.
lunes, 4 de febrero de 2013
La espada del exterminio
Que pecado cometí Dios mio que azuzas a Satán contra mi.
¿Como enmendaré esta racha.?
¿Que sacrificio me pides.?
Los efluvios de tu muerte flotan en el aire como vulgar veneno.
Encenderé mil cirios de cera virgen en la espesura del bosque.
Entre los húmedos helechos me postraré.
Tu eres mi creador, entiende mi tormento.
Con la rabia desbocada he arrancado a tirones mi melena, es un acto que me fuerza la humildad.
Es desdén hacia mi soberbia belleza.
Agacharé la ultrajada cabeza ante ti, solo ante ti.
Y a solas sin lucimiento en la humedad, entre las verticales coníferas que cubre el liquen, oraré.
Con la fe del rendido y conocedor de tu fiero poder intercederé, ya que a todas partes llega, en todos sitios estas y todo lo ves, haz justicia, justa justicia, divina justicia.
Nada a ti escapa y en todas partes es necesario temerte, apiádate de mi y de mi aflicción.
Dame una señal, una brisa, un gemido, un rayo.
Posa tu fría garra sobre los necios que a tu creación ningunean, vituperan y destruyen.
Tómame impuro y rendido, y perdóname y ponme en pie a tu servicio que quiero portar en mis manos la espada del exterminio.
domingo, 3 de febrero de 2013
Curia de cainitas
Culebrino ser.
Chacal agazapado ante la puerta de mi morada.
Curia de cainitas.
Bicerra que en tus saltos precipitas intencionadamente piedras sobre mi hogar de llano.
Nada es bilateral, al tajo no respondo y solo tu la corniveleta a mi me hieres.
Chacal agazapado ante la puerta de mi morada.
Curia de cainitas.
Bicerra que en tus saltos precipitas intencionadamente piedras sobre mi hogar de llano.
Nada es bilateral, al tajo no respondo y solo tu la corniveleta a mi me hieres.
A mi lado
En el trayecto saturado de entradas y salidas.
Me desordenaré en la lluvia.
Llanto por las efímeras y lesivas compañías.
Imposible habituarse al abandono y a la traición.
Tantas y tan infieles amistades.
Cogeré y abandonaré.
Me cogerán y me abandonarán.
¿Quien será?
El sol de mis noches.
La luna de mis días.
Todo agota vigencia
En los catastróficos últimos afeites te pierdes.
Parámetros de brillo liberrimo.
Todo agota vigencia y lo primero en caer es lo último.
Almas de plomo
Combates rindiendo murallas, venciendo fosos, esquivando parapetos, cruzando puertas con empalizadas de estacas.
Luchas por un botín, sin botín no hay lucha.
Valeroso saqueo de alevosa táctica.
Sin fin no hay principio.
En la derecha.
En la izquierda.
En el centro.
Lotes de caudillos.
Triada de ladrones.
Arrasáis todo incluida la protección divina.
Botín de fieras , fiero y denodado festín.
En la rendida plaza poco importa el pueblo, peones del saqueo.
Sed elíptica.
Pánico oblongo.
Oro de sangre.
Almas de plomo.
Lo mas táctico para el benevolente es morir.
Luchas por un botín, sin botín no hay lucha.
Valeroso saqueo de alevosa táctica.
Sin fin no hay principio.
En la derecha.
En la izquierda.
En el centro.
Lotes de caudillos.
Triada de ladrones.
Arrasáis todo incluida la protección divina.
Botín de fieras , fiero y denodado festín.
En la rendida plaza poco importa el pueblo, peones del saqueo.
Sed elíptica.
Pánico oblongo.
Oro de sangre.
Almas de plomo.
Lo mas táctico para el benevolente es morir.
sábado, 2 de febrero de 2013
Depredadores de santidad
No hago pie en esta laguna de decepciones, donde habitan los depredadores de santidad.
La fuerza desecadora del sol, hará infértil mi corazón y me cegara. Así zozobraré sin ver al artífice de mi hundimiento, el bello sol que ya nunca veré me impedirá el rencor hacia quien no vi que me traiciono.
Fiestas de bronce ante la ausencia de oro.
Iris de hierro y plomo, ceguera designio de mi Dios.
La fuerza desecadora del sol, hará infértil mi corazón y me cegara. Así zozobraré sin ver al artífice de mi hundimiento, el bello sol que ya nunca veré me impedirá el rencor hacia quien no vi que me traiciono.
Fiestas de bronce ante la ausencia de oro.
Iris de hierro y plomo, ceguera designio de mi Dios.
Lloraré
Solo lloraré mañana.
Nunca me rendiré hoy.
El mañana no existe y ya llegará.
Hoy los ángeles que saben de tropiezos, cuidan de mi.
Nunca me rendiré hoy.
El mañana no existe y ya llegará.
Hoy los ángeles que saben de tropiezos, cuidan de mi.
El Altísimo y el Bajísimo.
En el árbol de la serpiente.
Con la divisa de Satán y las dobleces de rigor.
En tu merecida distancia aborreces vástagos que otras crían.
Ceguera de madres frustradas y generosas.
Diteismo donde se reza y alumbra al bien y al mal, a los dioses y a los antidioses, en el mismo altar. Con las mismas ofrendas y los mismos sacrificios, que temor tienes si a los dos contendientes te han vendido.
Que temes si uno de tus dos amantes va a vencer.
Rezarás por el más alto, el altísimo.
Rezarás por el más bajo, el bajísimo.
Contentando la cara y la cruz imposible errar la apuesta.
Con la divisa de Satán y las dobleces de rigor.
En tu merecida distancia aborreces vástagos que otras crían.
Ceguera de madres frustradas y generosas.
Diteismo donde se reza y alumbra al bien y al mal, a los dioses y a los antidioses, en el mismo altar. Con las mismas ofrendas y los mismos sacrificios, que temor tienes si a los dos contendientes te han vendido.
Que temes si uno de tus dos amantes va a vencer.
Rezarás por el más alto, el altísimo.
Rezarás por el más bajo, el bajísimo.
Contentando la cara y la cruz imposible errar la apuesta.
Berilo
Inmortales corceles de oxidiana me llevarán al valle de los cedros de berilo.
Mancharé con ceniza mi cabeza, presuroso gesto de polvo.
Sano juicio que encargas tu trabajo al mar de los sollozos.
Llegaré hasta el suicidio.
En el ornado lecho, tálamo de mi último goce, el más efímero.
Solo, con la seguridad del abrazo de la más que segura muerte.
Bravo sentimentalismo que tras la magnánima brutalidad para siempre se va.
¿Hombre de anchas espaldas podrás cargar con todo.?
Beligerante contrariedad, son las razones legitimas las que posibilitan y me azuzan a batirme en el último espasmo.
Sera mi premonición, entre nosotros ya no hay un istmo, existe un abismo.
Lavarás mi cadáver, lo ungirás y me volverás a colocar en el lecho.
Y me llorarás con la tranquilidad de que tras mi último sueño, cubierto por el negro velo ya nada de ti para mi vendrá.
Amor insensato que vinculas existencias a sabiendas de la nula conveniencia.
Mancharé con ceniza mi cabeza, presuroso gesto de polvo.
Sano juicio que encargas tu trabajo al mar de los sollozos.
Llegaré hasta el suicidio.
En el ornado lecho, tálamo de mi último goce, el más efímero.
Solo, con la seguridad del abrazo de la más que segura muerte.
Bravo sentimentalismo que tras la magnánima brutalidad para siempre se va.
¿Hombre de anchas espaldas podrás cargar con todo.?
Beligerante contrariedad, son las razones legitimas las que posibilitan y me azuzan a batirme en el último espasmo.
Sera mi premonición, entre nosotros ya no hay un istmo, existe un abismo.
Lavarás mi cadáver, lo ungirás y me volverás a colocar en el lecho.
Y me llorarás con la tranquilidad de que tras mi último sueño, cubierto por el negro velo ya nada de ti para mi vendrá.
Amor insensato que vinculas existencias a sabiendas de la nula conveniencia.
Ni el gambax
Recataré tras la ojiva la gangrena de mi torso.
Ni el gambax bajo mi coraza impide que se hiele mi corazón.
Episodios de equilibrista que enrarecen la epitasis de la que será mi fugaz y herida vida de débiles y fríos latidos.
En el helicoidal ascenso a mi escalofriante gloria sin elidir vivi en perenne elipse.
Ni el gambax bajo mi coraza impide que se hiele mi corazón.
Episodios de equilibrista que enrarecen la epitasis de la que será mi fugaz y herida vida de débiles y fríos latidos.
En el helicoidal ascenso a mi escalofriante gloria sin elidir vivi en perenne elipse.
Alma parens
En el expurgo se me escapara lo exquisito.
Cuestuoso epiquerema.
Hipocampo arrobado en los pétalos de una rosa de sangre azul.
Me ensordece el esquilón como estacazo de amigo próximo.
Alma parens como consientes la acrimonia de tus enemigos.
El rampante león no te protege, la granada no te sacia y la torre ya no te guarece.
Ráfaga heráldica de lutos de turbado condado.
Cuestuoso epiquerema.
Hipocampo arrobado en los pétalos de una rosa de sangre azul.
Me ensordece el esquilón como estacazo de amigo próximo.
Alma parens como consientes la acrimonia de tus enemigos.
El rampante león no te protege, la granada no te sacia y la torre ya no te guarece.
Ráfaga heráldica de lutos de turbado condado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)