martes, 28 de mayo de 2013

El color del dolor

Es el color del dolor.
Es el color de tu ausencia.
Es la obscuridad.
Es el azabache, alhaja de luto.
No me lo puedes prohibir.
Te voy a desobedecer.
No puede ser de otro modo con este zarpazo en el pecho.
Quiero estar en estancias cerradas, donde los rojos sean negros.
Ya no surca el aire el dragón arcoiris.
Ya no suena tu risa en la brisa fresca de mayo.
Tengo la noche en el pecho.
Tengo los pies en un charco.
Tengo zozobra porque no te tengo.
Te retengo en en mi mente.
En al obscuridad te veo.
Multicolor aleteas.
Por eso necesito el negro.
Para saber que te has ido y no perder nada de lo que has dejado.

Encadenado

Los celos encadenados obligarán al líder a la forzada pernada.
Prerrogativas que son condenas, condenas que son prerrogativas.
Cúspide que dominas el llano, que de servilismo conlleva tu estatus de dominio. 
Los lideres mientras son útiles sirven, más cuando caen en desgracia y ya no sirven, son despeñados, denostados, ultrajados y escarníados por el pueblo que los encumbro.
No te acerques a la masa, a la turba, ni siquiera para ser aplaudido.
Es tan caro el aplauso y el favor, que deberías huir de el, como quien huye de la peste.
Ama y teme al vulgo, porque el es cimiento, pero nunca olvides que es el más cruel de los bichos y el más catastrófico de los terremotos.

lunes, 27 de mayo de 2013

Cercenar

En los cercenadores tropiezos.
Guijarros blancos, lechosos.
Camino en cuesta, por el que es fácil rodar.
Vilezas para enrasar.
Olor a madera fresca en el funeral de las lobas.

Divide y vencerás

Subestime el poder del charlatán y el ejercito de arpías que lidera.
Los enfadados liberan secretos.
A las furcias que huelen a furcia, no solo se las ve venir, se las huele al venir.
Impostores y otros artistas que lloráis por el pan.
Lagrimas de cocodrilo.
Nunca se camina para atrás en el camino del tiempo.
Por el charco de lodo de las pécoras se pide perdón, pero en el pasado seguirá existiendo.
El fin del mundo es el principio de algo, espero que no esteis allí.
Divide al rebaño y vencerás.

Deberíais extinguiros

En el mar de los intereses.
Cuidaré con esmero la elección de mis palabras.
Alta costura para los bajos modales.
Nada de fachadas de cristal.
Solo fachadas remedo, mimeticas y repetidoras.
Es la puntual sensación de educación.
Llamará a tu puerta una gorda zafia.
Ábrele, es tu hermana la ordinariez.
Nada plástico es sin domar tu tocino.
En los trapos sucios os pillaré.
Tenéis las manos manchadas de sangre y en algún momento os las limpiareis.
Reliquia de delito.
Recuerdo de traición.
Ratas que mordéis todo lo que os supera.
Ratas superadas por circunstancias que ya no domináis.
Es pequeño vuestro escenario.
Es grande vuestro tonelaje.
Es sucio y vulgar todo lo que en vuestras vulgares vidas acontece.
Deberíais extinguiros, pero lamentablemente todo lo nuciente permanece.

Ya no hay gloria

Gordas boñigas del infierno.
En la arrasada ciudadela.
Mientras ansiosas escarbáis buscando el botín.
Asesinaré a mis bellos hijos antes que permitir que caigan en vuestras manos.
Y en el efecto contagio sin sombra os quedareis.
Dueñas del oro y de la ciudadela de los cadáveres.
Eliminada la perfección ahora a quien remedareis.
Ya no hay gloria solo infierno, y estáis ya en el.

Las guerras foráneas

Favor que no se paga.
Deuda que se contrae.
Hasta cuando soportaré tus deudas.
Hay hombres que batallan en dos ejércitos.
Y llegan cansados a casa de las guerras foráneas.

domingo, 26 de mayo de 2013

El sastre desastre

El sino es un sastre.
Que atiende sin tino.
Y demora a su antojo.
O acelera el trabajo.
Corta.
Hila.
Cose.
Nada más nacer se realiza nuestro encargo.
Nos sentará como a un guante.
Y solo tendrá una postura.
El es un sastre desastre.
Que no sigue orden de entrada.
Ni con lógica cursa salida.
A veces da puntadas sin hilo.
Y demora la faena.
Otras corre y mal cose y termina de malas maneras.
Nadie le enmienda la plana.
Solo con el nos reunimos para elegir las telas.
Y para que nos tome medidas.
Que si paño de lana.
Brocado de seda.
Bordada organza.
Algodón, lino, sarga, franela.
A algunos encargos les alarga y da cabo y no los termina.
A otros puntada tras puntada en un plis plas espabila.
Caprichoso sastre es el sino haciendo mortajas.
El tiene sus reglas, y con ellas prioriza y acaba.
Mas no hay que temer.
Todos más temprano que tarde tendremos nuestro traje.
Unos con aparentemente mucha tardanza.
Otros con aparentemente mucha premura.
Y a otros pañales les hará y no estarán ni en la cola.
No habrán llegado y ya se habrán ido.
Es así de veleta el sastre de Dios.
O atiende ordenes de lo más alto.
Y acaba trajes cuando uno esta listo para ir al cielo de fiesta.

La armadura de la hipocresia

Como favorece la noche a los delitos y a los delincuentes.
Esteta comprador de caricias.
Que en las tensas reuniones generadoras de pánico acumulas ganas.
Caros vicios privados.
Pagador de grandes goces.
Son las fisuras de la perfección.
Grietas maquilladas por las que se cuela gélido aire.
Es la hipocresía tu armadura.
Para vosotros es tan difícil lo sencillo.
Pompa, boato, alharacas hueras.
Para vosotros los escándalos son solo terremotos que cierran puertas.

Nuevos cantaros

No es mi reino lo inmediato.
Es la cárcel de la agonía.
El denso aroma del llanto.
Las estancias por las que se esparce el polvo de tu ausencia.
Es volar en círculos alejándome y diciéndote adiós.
Se pierde tu estela y se distancian tus latidos, quedan silenciados en el nuevo inerte estado.
El polvo sobre el polvo y la levedad al cielo.
Estrellas que mis ojos ven brillar con la luz del día.
Ha salido tan pronto tu vuelo.
y no domino la clave de tus sueños y para comunicarme en el reino onírico contigo tengo que entenderla.
Estas ya donde no habita el olvido, ni el tiempo, ni la memoria.
Letanía de barros, tierras perennemente roturadas para nuevos cantaros.

sábado, 25 de mayo de 2013

La familia de los muertos


El futuro esta en el frente.
El pasado en la retaguardia.
No es vaciedad la ausencia.
No es plenitud la presencia.
No es tu empeño en el estar.
Es que yo te permita en mi vida existir.
Prerrogativas de vividor.
Colas de pantano.
Ligeras nubes de mayo.
La belleza de lo elegido.
El disfrute de lo impuesto.
En mi lecho de muerte los pájaros me traerán la frescura del jardín.
No regatearé segundos a la muerte.
Embriagador último instante entre amapolas.
A la vez que destrozo a los que quiero, también los dejo libres.
Ya estoy con la nueva familia, la familia de los muertos.

Hilos de aire

Descansa bella durmiente, ya sin exquisiteces, en los brazos fríos de mármol.
En la ciudad del adiós.
Almenada ciudadela en la que ya no hay vida que defender.
Anclan los cipreses el cielo a la tierra en el campo santo.
Pájaros del descanso traed el roció de sus ojos a mi boca.
En un instante cambia todo.
Y la pálida piel se vuelve más blanca, más pálida, más fría.
Se derrama el perfume y se evapora la esencia.
Solo queda tu aroma en tus colores, en tu trazo garabato malévolo, delicado, ingenuo.
Bella diseñadora de eróticas chucherías de plastilina.
Tiempo fugaz y finito, delicado aleteo de mariposas.
El tarro de cristal queda vació, tras impregnar todo lo que tocaste.
Esa es tu vida futura, vivir en la memoria de las gominolas, de tus ángeles con escafandra, de las palabras de autoanimo por ti misma al infinito vertidas.
Sueño de sueños, atroz pesadilla.
Hilos de aire que la madrastra ladrona de segundos saca de tu camisa................

viernes, 24 de mayo de 2013

Arruinaré mi cuerpo

Rasuraré mi cabeza con la daga que asesino a mi progenitor.
Duelo de feismo.
Dolor en el autoultraje.
Arruinaré mi cuerpo para que contenga mi alma en ruinas.

El desgaste de las ganas

El desgaste de las ganas.
Caverna de sombras.
Rescoldos de hogar.
La erosiva fuerza de la rutina.
Rendido en la vía espero el atropello.
No se si mi camino es largo.
Velos que la visión empobrecen.
Cárcel de placer.
Rey de los pobres o pobre rey.

Túmulos efimeros

Cinerario tufo para tapar el hedor de la masacre.
Castillo roqueño que subyuga al llano.
Obscureceré con un exceso de claridad.
Lo que esta más a la vista nadie lo ve.
Corona de hierro.
Cetro de acero.
Manto de armiño que ni calienta ni enfría, ni tapa..
Angosta cuesta para subir.
Amplia avenida para rodar.
Arquitecturas efímeras para grandes efemérides.
Túmulos funerarios en las catedrales para llorar al perdido rey.