miércoles, 20 de noviembre de 2013

Como cuchillas

Las palabras de desanimo.
Salen gratuitamente de nuestras bocas.
Salen cargadas de envidia.
Salen afiladas como cuchillas.
Lacerando la piel.

No nos vemos

Tan preocupados estamos en que nos conozcan.
Tan preocupados estamos en que nos vean.
Tan preocupados estamos que olvidamos vernos, que olvidamos conocernos.
Y olvidamos que atraemos lo que no queremos por la falsa imagen que proyectamos.

Como una granada repleta de rubíes

Abrió su corazón como una granada repleta de rubíes.
Y lo colocó en sus manos.
Rindió su sangre roja al compás de sus latidos.
Y en la entrega proyectó que ya solo eran uno.
Erro en la generosa ofrenda, pues el en las manos de ella nada puso.
Y solo reprochó tras el acto de bondad tan abnegada.
Pidió más, pidió mover el pasado, renglones inamovibles escritos cuando el no estaba.
Paginas estancas donde el no era personaje.
Y recriminó su nula presencia y las vivencias sin el vividas.
Airado por la imposible exigencia la aparto brutalmente.
Y le corazón abierto en canal quedo suspendido segundos en el aire.
Y latió fiero en el vértigo de la caída.
No había ya manos que lo asieran.
Solo la soledad del viento que silbaba en el desfiladero de sollozos.
Se hizo añicos en el suelo se esparcieron los cálidos rubíes en el frió pavimento de zahorra.
Fue un adiós de menosprecios.
Fue una torturadora partida.
Fue una falta de sincronía remediada por el amado con muy poca clase y elegancia.
Fue la gota que precipito la furia del pantano.
Fue la última gota roja la que desangro a la maltrecha granada.


Demasiado libres


¿Por qué el instinto de vivir, no prevalece sobre los alambicados procesos de la depresión?
¿Por qué no prevalece sobre los desasosiegos que provocan las adversidades y los tropiezos?
Hoy es un día de lluvias y quizás mañana también, pero terminará saliendo el sol, y veremos la infinidad de caminos radiales que hay entorno nuestro.
El hombre se debe sobreponer al destino, Dios le hizo fuerte y quizás demasiado libre, pues le dio la libertad de dejar de vivir.
Yo no vivo sólo por mi, vivo por los demás, por los que me quieren y dependen de mi.

La carga inútil

El peso de tus frutos troncho tus ramas, sin madurar y rendir tus talentos.
Debiste cortar con la carga inútil.
Y no dejar morir tu pletórico árbol, por esa enajenante carga.
Se fue tu animo y tu vida terrena.
Empieza ahora tu eternidad.
Desde las claras aguas pide por los tuyos y por la locura que sin quererlo has desencadenado.

Eslabono flores

Se diluyen tus rubíes en el río.
En la orilla eslabono flores.
Para lanzarlas a tu lecho.

Mis salvíficos canes

Me mantienen anclado a la cordura mis salvíficos canes.
Solo con mis perros.
Con mis perros nunca estoy solo.

martes, 19 de noviembre de 2013

Tengo fe

Resquicios legales.
Resquicios de fe.

Papeles oscuros

Temo a los que interpretan papeles oscuros donde se puede mangonear.
Canallas que cargan sobre tus hombros el peso de su vil vida.
Temo a la sombra. 
Temo al que en ella habita.

Tajo de espuma

El Tajo hace espuma con tu esencia.
Cortante camino de filos de agua.
Dama de puentes.
Dama de aguas.
Dama del pantano que frena el volar a la mar.

Respirando calor

Descansar en un cálido abrazo, respirando calor.
Aprender a soportar tropiezos.
Aprender a asumir defectos.
Aprender a decir que no.
Aprender a decirnos que no.
Aprender que es esforzada la vida.
Y que la insatisfacción siempre acecha.
Vivir es aprender a convivir con el aburrimiento.
Es aprender a sentir días aparentemente iguales.
Es aprender a no pedir imposibles.
Aprender a anteponer el deber.
Solo así veras las pequeñas cosas que hacen diferentes los días iguales.  

Los silenciosos engranajes de la tristeza

Los silenciosos engranajes de la tristeza, obran de tal modo que nadie percibe las horas que al alma sensible dañan.
Nadie los ve ocultos bajo frases de concierto.
Nadie los ve bajo la sonrisa del no preocupar.
Nadie los ve pero van socavando.
Y arruinan torres altas.
Y arruinan torres bajas.
Y arruinan las torres en las horas más altas.
Y arruinan las torres en las horas más bajas.

Rayos del destino

Rayos que fulminan ángeles.
Rayos que lanzan las tormentas del destino.
Destino de días de lloros y rezos.
De culpas y disculpas.
De aguas profundas de cieno. 
Que impiden empezar el duelo.

Jardines donde esta uno solo

Nos construimos bellas fachadas.
Jardines para estar solos.
Muros altos.
Torres espingardas.
Que nos protejan y aíslen del ruido, del mundo.
De los peligros de los hombres.
De los hombres peligrosos.
Pero no solo el enemigo esta fuera.
También hay enemigos en el interior.
Los enemigos del alma.
Enemigos en la corte de amigos.
Enemigos con llave de las más intimas cámaras.
Y nos encerramos en las habitaciones de la desazón.
Y nos alimenta el amigo del desanimo.
Solos en la fortaleza de ausencias.
Con la fortaleza ausente.
En la inexpugnable torre somos vulnerables.
Nos impregnamos de palabras de menoscabo.
Servidas con la caricia y el te quiero.
El lo hago por tu bien.
Te digo lo que nadie te diría.
Complejos que se sirven entre terciopelos y halagos.
Halagos de ser miserable que se sienta en tu mesa y entra en tu cama.

La escusa perfecta

Siempre soy culpable.
Siempre cargo con la culpa.
Disculpas de píos.
Perfectos que nunca yerran.
Que no asumen pecados.
Que siempre tienen la escusa perfecta.