miércoles, 18 de diciembre de 2013

Vedette caramelizada

En playas imposibles y con un imposible montaje.
Pose de vedette agitadora de gintonises, en un recóndito destino de octogenarios.
No llueve del cielo la clase, pero si te llueven a ti con esa pose los hombres.
Rubia, torrada y con pendientes ochenteros, ¿qué edad tienes o es un revival?
Flores imperiales de plastico, rosas Carmen Polo del chino, que requetefino.
Más siempre es más, pero con un umbral mínimo de calidad.
No merece más comentarios la zafiedad caramelizada, el bombón de higo.
Monísima y artificial en la foto que sobrevivió al naufragio.

Mis perros, mi amor



Mido mi vida por los perros que he tenido.
Mido mi amor por los perros que he querido.

Perpetuar, dar fe



Todas las estrategias son buenas para atenuar el dolor.
Pero tristemente todas son igual de inútiles.
Pero defiendo el arte del dolor y el legado del llanto.
Y la fe en perpetuar la presencia y dar fe de  la existencia del ser querido.
Y hacer que viva en el presente el amado ausente.

Más allá de su vida.





Como no llorar al más fiel.
El paciente y zalamero.
El compañero que ni un segundo pensó dejarnos.
Pensó cambiarnos por un mejor salario.
Su vida estuvo a nuestros pies.
Amor fiel incluso en el más allá.
Siempre velando nuestros sueños y lamiendo nuestras a veces desagradecidas manos.
Amor de amigo para el que nosotros eramos su único amigo.
Perros ángeles de la eternidad, que quisimos que estuvieran con nosotros más allá de su vida.

Ni un palmo


Hay en el mundo personas que exigen demasiada atmósfera.
Hasta tal punto, de interferir y menguar las atmósferas de libertad de los demás.
Si te encuentras o colisionas con alguien así, párale los pies.
Porque quien un poco consigue amedrentando, algo más siempre pide.
Al invasor, de cesión ni un palmo, ya que tras el primer palmo, van cinco más.

Emigración

Dios creo el mundo sin fronteras. 
Porque tenemos nosotros que definirlas. 
Diques para contener a los emigrantes.
Tapias altas de huerto prospero.
Muros para contener a las afueras la miseria.
Soy yo mejor que él.
Él no es peor que yo.
Marea humana que no enviste con la suficiente fuerza. 
Para derribar la parcelación del egoísmo.


El mechón dorado

Lazos rojos en las camisas blancas.
Sangre en sus pálidos cuellos.
Guirnaldas de flores blancas, que se marchitarán a la vez que ellos.
Sopor en las horas de vela.
En las horas que esperamos que despierten del extraño sueño.
Porque no desandan el río y nos dan esa sorpresa.
Anhelos y frío suelo.
Todo galante, todo mimado, todo cuidado.
Es todo tan poco en esta triste fiesta.
Empapan mis ojos los bellos pañuelos de encaje.
Mientras aprieto contra mi pecho el mechón dorado de tu bello pelo.

El verde iris

Se hace más densa la niebla.
Hasta el punto de silenciar el tañer de la espadaña.
Cala la humedad de la nueva ausencia.
Moradas manos que nada se llevan.
Sólo congelado en el verde iris el verde del prado de otoño.
Y acunando el último sueño el rumor del arroyo.

Daguerrotipos de amor




El loco amor intenta retener el continente cuando pierde la esencia.
Bellas fotografías de frascos de perfumes que perdieron su aroma hace mucho tiempo.
Bodegones con naturaleza muerta.
Flores congeladas y reliquias para dar los besos que no dimos.
Amor que por cualquier medio impide que se desvanezca el amado.
Daguerrotipos  de sollozos, de cirios eternos.
Instantes antes de que todo se haga polvo, polvo de estrellas.
Niebla de ligerísimas lagrimas que impiden ver que su memoria esta encerrada en el frágil envase, que es nuestro también fotografiable cuerpo.
Fotografiado quizás por los fieles con la última mueca. 

La última mueca de amor. 
Muñecas de porcelana para frenar el olvido.

Doblan a muertos

Es temprano, amanece y ya doblan a muertos.
Día gris de inicio negro.
El pueblo muere en el invierno de sus moradores.
En sus últimos días de plata.
Se apagan chimeneas en la calle que ya no se encenderán.
Días cortos de niebla con cada vez menos humo.

Niebla y sagitarios de plata

Empantana la niebla el valle con su halo de misterio.
Los castaños pierden ya todas sus hojas y afrontan desnudos el frío.
Les acompañan en la valentía los centenarios robles adornados de liquen.
Es todo calma en este velado alba.
Hoy cumpliría años un ángel.
Un día como hoy nació entre tormentas de niebla y sagitarios de plata.

martes, 17 de diciembre de 2013

Imaginarias

Rinde el sueño la fortaleza.
El hombre no puede estar en eterna vigilia.
Sí tu quisieras velar mis sueños y espantar las fieras.
Yo haría imaginarias por ti.
Es el temor ley de subsistencia.
Y necesito un hombro para no sentir tanto temor.

Ojos de topacio

Congelamos instantes, que no mutan o por lo menos no mutan tan rápido como mutamos nosotros.
Instantes de oro, de cúspides doradas, que sólo sutilmente se amarillean.
Ángeles, venus rubias y celestiales de ojos color topacio y rubor de rubí.

Sabéis que olvidaré

La belleza es efímera.
El clamor es efímero.
El ruido es efímero.
Simplemente hay que esperar a que escampe.
Los duelos se pasan.
El deseo de venganza se desvanece.
El runrún pasa y la belleza mientras tanto se va de casa.
Gordas, zafias y feas sabéis que olvidaré.

Alambradas de espino

Cárceles de oro de primer mundo, que tambien empieza a sentir los zarpazos del hambre.
Se polariza el mundo más y más, y ya no hay ni un istmo, sólo un abismo.
Se cerca el poder con altas tapias y alambradas de espino.
Teme el rico la incursión en su edén del pobre al que saquea. 
Seres humanos con éticas de miseria, pequeña élite que rinde a su antojo el orbe.