viernes, 20 de diciembre de 2013

Carniceros de la falsa belleza

Como ponéis vuestros templos en manos de carniceros.
Como buscáis la belleza en esas demasías tan vulgares.
En esa esperpéntica estética que tan cara os sale.
Bellezas de fornicio, de trastornos de autoestima.
Bellezas de mercadeo, de mercaderes carniceros que os sacan los cuartos.
Como os ponéis en manos de carniceros para que arreglen vuestra salud mental.

Tanatoplastia

Me sorprende ver la cantidad de amigas que tengo que sin saberlo se dedican al circo.
Y no me refiero que en la arena busquen el martirio, o quizás si.
Me refiero a su talante payaso y a su más payasa estética.
Victimas de la taxidermia, de la tanatoplastia y de la potinguery.
Envejecer es un arte, rejuvenecer un trastorno.

Platos rotos lañados

El sol entre brumas.
Instructivo encierro.
Platos rotos lañados.
Tras el estropicio del matasiete.
Ocenas salen las palabras de vuestros papos.
Ni el pebete calma la hediondez.
Se sustenta vuestro orbe bajo cuatro acarreados palos.

Trémula

Seras una victima de la carne.
De la carne expuesta en los mostradores.
De las tendencias del zurcido.
De la no asunción de que ya eres carne trémula.

Ni en navidad perdono, ni en navidad olvido

Hasta que no puedas devolverme lo que me quitaste.
Para ti mi perdón no existe.
Nada redime el delito.
Pero aplaca la pena resarcir el crimen.
Te deseo el duelo que yo pasé.
Y que te ahogues en el mar de miseria en el que me hundí.

Torre de poco eco

No es mi casa una casa de multitudes.
No esta hecho mi discurso para contentar al necio.
Mídeme por el estanque en el que nado.
Que yo te mediré por el mar en el que te ahogas.

Mis fieras no se querían perder el día

Hoy me ha vencido la pereza en la obscuridad del alba.
He remoloneado para que no comenzara el día.
He querido seguir viviendo en el cuento de cristal.
Me ha dado pereza salir al frío y dejar el cálido lecho. 
Pero he sido diligente al final, mis fieras no se querían perder el día.
Y yo por amor tampoco quería que se lo perdieran.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Dilacera


Culebrean los renglones del desamor.
Culebrean en las horas.
Sin finura.
Cañonazos de desafección.
Valiente recibe los dardos el corazón ardiente.
En el clamoreo de las lenguas que con premura hicieron leña.
Dilacera el pecho tanta chanza y cacareo.
Culebrea el que porta la daga.
Culebrea y se jacta de que nos rompió el corazón.

Desdichada Navidad

Desdichada Navidad de sillas vacías, de ausentes e indeseadas presencias.
Fuerza el natalicio de Jesús a ser y soportar el empalagoseo de decir y fingir que nos queremos.
Nieva sobre el desaparecido, sobre la perdida, sobre la compañía de la soledad en el bullicio de la casa que nos vio nacer.

Escribiendo

No me interesa lo que está por escribir.
Me interesa lo que se está escribiendo o ya está escrito.
No vivo intentando leer renglones no escritos.
Vivo leyendo pasado.
Vivo viviendo lo escrito.

De la adversidad victoria

Amenazados por la fe, por el credo, por seguir la justicia.
Intentan atenazarnos rindiendo cuerpos, voluntades humanas.
Así no se doblega la fe, que se crece en la adversidad, en la persecución.
Blanco de las iras por ser blanco, puro, níveo.
Es el precio de seguir el camino recto, que el que da tumbos te apedree.
Meandros de miseria donde se esconde el delincuente.
El que defiende su delito a la sombra de una fe que diezma al honrado.
Nunca enterraré a mis mártires en catacumbas, los expondré al sol, al sol del modelo a seguir.
A la luz de mi Dios que de flaquezas saca fuerza y de la adversidad victoria.

El fuego de la palabra

Palabras débiles pronunciadas sin fuerza.
Es el comedimiento el aliado de la impunidad.
El comedido hace un flaco favor a la sinceridad.
Porqué somos tan cautos en el uso del lenguaje.
Miedo a las descriptivas palabras.
A las palabras de libertad.
Hablar nos hace libres.
Decir la verdad nos libera.
No entremos en el juego de la impune blandura.
Yo no soy tibio, soy muy candente.
La luz procede del fuego.
Ilumina el mundo con el fuego de la palabra.

Serpollos

No tiene sucedáneos el mundo zafio.
Depreca el gentil un mendrugo.
Mientras vosotras acarreáis con mentiras banastas.
Sois serpollos que tumbáis esbeltos cedros.
Sépticas y malvadas comadres.

Llueve en el exterior

Llueve en el exterior.
Y en el interior sobre mi no llueve ni un beso.
La rutina es la estación sin lluvias.
Cala hasta los hueso la sequía de amor.

La casa del can

No hay visibilidad en el torrente de lluvia.
Gris, más que gris es el día de hoy.
Con densidad de plomo.
He salido a pisar los charco.
Que se regocijan porque esta noche se reflejará en ellos la luna.
Quedan pocas hojas en la defenestrada higuera y he recogido algunas.
Empapado en hostil realidad vuelvo a mi hogar.
Al calor de la casa del can.