Es indisoluble el marro del conflicto.
Y gravita sobre la bandeja de las presas.
Sobre las lagrimas del licor.
Y cuece calenturas soterradas.
Forzada presencia.
En un mundo que se desata.
Y crea tras la irreprimible disputa.
Nuevas mesas para los nuevos bandos.
En nuestras cabezas ya hemos repartido el legado.
Aunque todavía están los que presiden hoy la mesa.