Ricos y ruines.
Mal carácter arado y abonado en los sin escrúpulos.
Uno nunca para en el primer peldaño.
Como sentirse satisfecho si se busca la satisfacción en lo que no satisface.
La depravación es solo dejarse llevar.
El vicio es una corriente amable que arrastra sin esfuerzo.
Uno llega donde se deja llevar, uno siente lo que busca sentir.
Que veloces son los días de nuestro presente.
Que veloz se va la felicidad en el rápido hoy.
Mundo de placebos y encadenadas sustituciones.
Noches de fármacos y antifaces.
Almas de insana fe y vidas de almíbar y celuloide.
La tierra no es nuestra solo somos renteros.
Sin disciplina nos encaminamos al desahucio.
La tierra continuará aquí sin nosotros.
Con unos mejores renteros.
Te regalaría mi sangre.
Te regalaría mis dedos.
Te regalaría el código con el que se leen mis sueños.
Si tu los quisieras sabes que te los regalaría.
Vivo para a ti entregarme.
Vivo por ti y para que desees recibirme.
Crece una gema en mi vientre.
Crece radiante, brillante, perfecta.
Carne de mi carne.
Brillo de mi brillo.
Diamante de amor.
Late el rubí creciendo en pureza.
Calco mio y de mi casta.
Cortaría la mano a quien quisiera arrancarle la vida.
A esta bella joya.
Que hoy crece arrolladora en mis entrañas.
Aturde el ruido de mudanza en plena tormenta.
No sella la sangría la urgencia.
Más bien acentúa la hemorragia el ajetreo.
No se muda en crisis y se mantiene en plena contienda al mismo caudillo.
No se remoza un castillo en pleno asedio.
A flote en los caros caprichos.
Alimento del ego y del alma.
Necesidad perentoria para mi subsistir.
Perdido en el amparo de los brillos.
Urraca hambrienta llena de joyas.
Soy un hombre con hambre de destellos que come poco pan.
Que desgracia llorar por los dramas de uno y llorar con y por los pesares de los demás.
Es mi vida una vida de pesar y llanto.
Desfallece el que lucha contra los incendiarios.
La verdad a veces no es atractiva.
No se presta al enredo.
Luce desnuda de arracadas.
Solo penden flecos de interés de los cobertores de las mentiras.
Ten cuidado con tu compadreo con la zafiedad, porque la grasa a las buenas telas se pega.
Si quieres caminar impoluto cuida con quien te mezclas.
Esconder trapos, tapar miserias, caceroladas para dispersar la razón.
Salir a pasear estandartes rancios.
Que luz alumbra el barco de la muerte.
Defensores de asesinos y sedadores de estrellas que se extinguen.
Amputáis glorias no nacidas, matáis glorias que van a morir.
Esa es la bandera de las rosas de cruenta sangre.
Miedo da la deriva y más si la deriva invoca a tomar las calles.
Como se pude combatir el estigma regio.
Haber nacido con el sino de la corona.
Corona de aire azulado y manto de harapos.
Rico soy en posesiones intangibles.
Pobre en posesiones terrenas.
Solo poseo o a mi me poseen mi jauría de canes.
Fieros animales expertos en caricias.
Nada temo a los vaivenes de los mercados.
Pues mis tesoros a salvo de especuladores están.
Inercia de Esteban, corriente de mártir.
Voces horrísonas que guadañan trinos.
No es vuestro fuerte el fingir que del arroyo sois.
Me encorajan los días que pasan.
Se que os terminareis estoqueando entre vosotras.
Es lento el proceso de descastar.
Cizaña de meretrices de tocino.
Loables solo por vuestra grasa.
Dédalo de encontronazos hasta con los fieles.
Abotarga la lucha perdida.
Neblina de distractores elementos y tentadoras componendas.
Cuando será la emersión de la verdad tras la farsa.
Ciega la humareda de libelos de la piara de las petulantes.
En las frases rotas.
Aradoras de cizaña.
Sombras barrosas.
Comparsa de mascaras.
Ofrendas a las deidades fratricidas.
En la cortedad del marasmo.
Los halagos del hambre.
Ese es el sitio donde faena el cobarde.
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