Hay seres endiabladamente egoístas, que endiabladamente amargan las existencias contiguas.
Seres de plomo cuyo abrazo te impide volar.
Seres de enredo cuyo abrazo de zarza te hiere y te hace sufrir y llorar.
Seres nocivos y contaminantes que enrarecen el aire con sus exigencias.
Fieras que graznan y reclaman para si, inmerecidas porciones, que dedican al derroche.
Zainos silenciados en la ofrenda indebida, en la concesión constante.
Sátrapas de cortes de mancos, de tullidos del alma, de mamporreros.
Sátrapas de cortes de cacatúas viejas y lustrosas, avejentadas en los arreglos y aturdidoramente coloristas.
Cortes de nucientes que no dudan en robar los bocados que saciarán el hambre al honrado, para meterselos debajo de las barbas al anulador vicioso, que es el tuerto del sátrapa.
viernes, 28 de noviembre de 2014
El poder no solo corrompe, también amarga
Pesa más la alcoba que el salón de audiencias.
De lo intimo viene la felicidad.
Nimio alimento que sacia.
Combustible para afrontar y ganar batallas.
Hay tanto amargado detentando poder.
Hay tanto feliz que de su alcoba no quiere salir.
De lo intimo viene la felicidad.
Nimio alimento que sacia.
Combustible para afrontar y ganar batallas.
Hay tanto amargado detentando poder.
Hay tanto feliz que de su alcoba no quiere salir.
Como duele la caricia envenenada
Duele más el insulto con clase, que la sarta de improperios de los malos modales.
No duele tanto el exabrupto, como las palabras elevadas cargadas de azúcar con hiel.
Ofende más el latinajo, que fuerza a coger diccionario, que la palabra hedionda que rueda por el feudo vulgar de todas las bocas.
Duele y duele releer lo escrito, para pillar la misiva y esputar diatribas arrastradas de fango.
No duele tanto el exabrupto, como las palabras elevadas cargadas de azúcar con hiel.
Ofende más el latinajo, que fuerza a coger diccionario, que la palabra hedionda que rueda por el feudo vulgar de todas las bocas.
Duele y duele releer lo escrito, para pillar la misiva y esputar diatribas arrastradas de fango.
Poder podemos pero no debemos
Cegado por las destrezas del rabilargo.
Cegado por su bello porte.
Cegado hasta que grazna.
Si estimas de que familia vienen.
Sabes lo que te van a sacar.
Cegado por su bello porte.
Cegado hasta que grazna.
Si estimas de que familia vienen.
Sabes lo que te van a sacar.
En comandita
"En comandita van las desdichas visitando haciendas, son amigas muy bien avenidas que en tropel te dan la pelma, cuando llega una no vale cerrar las puertas, pues ellas solas se sirven y a las rezagadas les derriban cercas." Irsia Carolain Sprimbol
jueves, 27 de noviembre de 2014
Inteligencia de zote
Son grandes las ínfulas del chaparro.
Del que dada su cortedad, todos tus vuelos corta.
Hambrientos enanos, que devoran las atesoradas migajas.
Amigos de las hormigas solo por saquear su granero.
Enfundados de progresía y con las tildes diacríticas del pelota mamón.
Sin ideas y negando las de otros, para que no salte a las alturas vuestra inteligencia de zote.
Pero como todo aflora y salta, en un par de días vuestra zopenquería se evidenciará.
Del que dada su cortedad, todos tus vuelos corta.
Hambrientos enanos, que devoran las atesoradas migajas.
Amigos de las hormigas solo por saquear su granero.
Enfundados de progresía y con las tildes diacríticas del pelota mamón.
Sin ideas y negando las de otros, para que no salte a las alturas vuestra inteligencia de zote.
Pero como todo aflora y salta, en un par de días vuestra zopenquería se evidenciará.
Los males son pasajeros
Cuídate y quiérete, por ti y por los tuyo.
Los males son pasajeros que terminan apeándose de nuestras vidas.
Para que suban en el tren de nuestro futuro la ilusión y los nuevos proyecto.
Trabaja o corre, para que dejes pronto en su parada, al inoportuno pasajero de la decepción.
Abatidos
"Es muy fácil ser abatidos, victimas de unas exigentes carreras, victimas de los pasos expuestos por los que se persigue el éxito. Temores propios y temor a la mano contigua, al igual que con la certeza de su inferioridad, toma el atajo de hacerte tropezar." Irsia Carolain Sprimbol
El que escucha se llena
Llega la verdad de la mano del humilde.
Llega el ejemplo de la mano del más pobre.
Nada se guarda el que comparte todo lo que tiene.
Racaneamos hasta los minutos que dedicamos a escuchar.
Cuando el que escucha se llena y el que habla se vacía.
Somos cantaros que tenemos la obligación perenne de llenarnos en mil fuentes.
Llega el ejemplo de la mano del más pobre.
Nada se guarda el que comparte todo lo que tiene.
Racaneamos hasta los minutos que dedicamos a escuchar.
Cuando el que escucha se llena y el que habla se vacía.
Somos cantaros que tenemos la obligación perenne de llenarnos en mil fuentes.
Los sin techo y sin calor
Llueve sobre las rosas de la calle.
Sobre las rosas que se guarecen bajo los aleros.
Es inclemente la intemperie para el noble y sensible.
Para el que un día tuvo séquito y familia.
Sin lazos y sin techo perdido hoy en las calles de anonimato y prisa.
Durmiendo entre cartones, en los zaguanes del lujo, en las esquinas con menos corriente.
O arropado bajo mil capas, como crisálida que espera ser mariposa en el nuevo día y olvidar la tragedia de arrastrado gusano.
En un banco de un parque sin que a nadie le importe, apestados de un sistema al que te rindes y eres cordial engranaje o eres victima rendida que se cobija bajo los árboles.
La caridad mancha y nosotros indolentes primeras filas que poco nos manchamos.
Depositamos nuestras dádivas en bandejas de plata, sobre netas y nobles maderas en las cuestaciones de la farsa.
La caridad exige arremangarse y coger faena, no parchear el problema y aplacar la conciencia, para que no nos de ruido hoy, para que nuestro sueño no se desvele, para ganarnos el hipócrita cielo de la primera fila, del cálido visón, de la noche reparadora en nuestro caliente hogar.
La caridad es dar al igual, lo que por igual merece, legitima parte del confort de un mundo que nos lego nuestro Padre Dios.
Hagamos una fiesta para recibir al prodigo, que ha estado perdido y merece tener techo y calor.
Sobre las rosas que se guarecen bajo los aleros.
Es inclemente la intemperie para el noble y sensible.
Para el que un día tuvo séquito y familia.
Sin lazos y sin techo perdido hoy en las calles de anonimato y prisa.
Durmiendo entre cartones, en los zaguanes del lujo, en las esquinas con menos corriente.
O arropado bajo mil capas, como crisálida que espera ser mariposa en el nuevo día y olvidar la tragedia de arrastrado gusano.
En un banco de un parque sin que a nadie le importe, apestados de un sistema al que te rindes y eres cordial engranaje o eres victima rendida que se cobija bajo los árboles.
La caridad mancha y nosotros indolentes primeras filas que poco nos manchamos.
Depositamos nuestras dádivas en bandejas de plata, sobre netas y nobles maderas en las cuestaciones de la farsa.
La caridad exige arremangarse y coger faena, no parchear el problema y aplacar la conciencia, para que no nos de ruido hoy, para que nuestro sueño no se desvele, para ganarnos el hipócrita cielo de la primera fila, del cálido visón, de la noche reparadora en nuestro caliente hogar.
La caridad es dar al igual, lo que por igual merece, legitima parte del confort de un mundo que nos lego nuestro Padre Dios.
Hagamos una fiesta para recibir al prodigo, que ha estado perdido y merece tener techo y calor.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Distancia
Me distingo con lo que a ti no te distingo.
Me distancio de lo que a ti te distingue.
Me distingo con lo que a vosotros distancio.
Mi distinción es vuestra distancia.
Y en la distancia ya no os distingo.
Me distancio de lo que a ti te distingue.
Me distingo con lo que a vosotros distancio.
Mi distinción es vuestra distancia.
Y en la distancia ya no os distingo.
Nausea
Me envuelve el vació de las sombras en este aquelarre de perdidas.
Agota y desgarra tanto la ira.
Temo el aislamiento aunque sé que será sanador.
Estaré en la nueva tierra sin nadie, lavando mis manchas con el opio, narcótico que desencadenará el olvido.
Que brazos soportarán mi tristeza, que manos quitarán de mi cuello la soga del llanto.
Siento nostalgia ante tanta nada y lloro por todo.
Agota y desgarra tanto la ira.
Temo el aislamiento aunque sé que será sanador.
Estaré en la nueva tierra sin nadie, lavando mis manchas con el opio, narcótico que desencadenará el olvido.
Que brazos soportarán mi tristeza, que manos quitarán de mi cuello la soga del llanto.
Siento nostalgia ante tanta nada y lloro por todo.
martes, 25 de noviembre de 2014
Unidos
Los puentes del afectos son elásticos.
Y se extienden en las infinitas distancias.
Flujo de torrente sanguíneo de amor.
No existe la distancia en el corazón.
El corazón no mide en segundos el tiempo.
Siento muy próximo lo lejano.
Siento a lo lejano muy próximo.
Vinculados, unidos, siendo una unidad.
Y se extienden en las infinitas distancias.
Flujo de torrente sanguíneo de amor.
No existe la distancia en el corazón.
El corazón no mide en segundos el tiempo.
Siento muy próximo lo lejano.
Siento a lo lejano muy próximo.
Vinculados, unidos, siendo una unidad.
Casta de intocables
Narcotiza el demagogo.
Opio del pueblo.
Dadivoso es el gestor del erario publico.
Dadivoso con lo que no es suyo.
Casta de intocables.
Casta que ya no cacarea la guillotina.
Porque podrían terminar guillotinados.
Opio del pueblo.
Dadivoso es el gestor del erario publico.
Dadivoso con lo que no es suyo.
Casta de intocables.
Casta que ya no cacarea la guillotina.
Porque podrían terminar guillotinados.
Vivir aturdido no es vivir
Tanto aturdirse crea un permanente aturdimiento.
La vida nos curte.
Las drogas nos deshilvanan.
Sin costuras los trapos hondean.
Mientras los muerde el viento.
Mientras los roe la desidia.
De caer en el aturdimiento.
La vida nos curte.
Las drogas nos deshilvanan.
Sin costuras los trapos hondean.
Mientras los muerde el viento.
Mientras los roe la desidia.
De caer en el aturdimiento.
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