jueves, 20 de agosto de 2015

El sereno infante

Que subyugadora es la belleza cuando quien la posee no es consciente de ella.
La frescura del inocente, del sereno infante que no necesita premeditar el brillo del instante.

La muerte suelta la presa

Fiel de templanza.
Aplaco el llanto del cerro.
Arrastrarán las lagrimas el abrazo de sus raíces.
Abrazo que en la muerte suelta la presa.
La presa del polvo en el que nace la vida.
Es la pendiente de la ladera la que agrava el daño.
El dolor del mantillo que con la escorrentía se despeña libre.
Acarcavado paisaje de grises cenizas.

la vida continua

La vida continua y en los fondos cenicientos destaca aun más el color.
Flores perdidas que encuentran su hueco en el tronco quemado.
Yemas que rompen la costra de lo calcinado.
Es el futuro, que lento rasga el negro telón del teatro de sombras.
Discreto titilar de los carmines fogosos.
Que ni quieren crisis, ni guardar lutos odiosos.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Escribo rápido

Escribo rápido porque reflexiono poco.
Soy muy visceral porque pienso tanto.
Escribir ordena en mi, todo lo que el pensar me desordena.

Vicio por el servicio

"Con que facilidad pierden las Reinas la cabeza. Vicio por el servicio, por la fuerza bruta y servil." 
Irsia Carolain Sprimbol

Sierra Fénix

No todos tenemos el mismo ciclo.
Son muchos los ciclos y con ellos nos entrecruzamos, nos entrelazamos, nos liamos.
Ciclos de perdida y de recuperación.
Ciclos rápidos, ciclos lentos, ciclos muy rápidos, ciclos muy lentos.
Es un ciclo fulminante el arrasar, el fulminar, el dilapidar.
Imperios puestos en pie en siglos, pero defenestrados en horas, en cortos días, en décimas de segundo.
El verde volverá y olvidará que la mano del hombre lo calcino.
Los trinos que el fuego espantó volverán.
El bosque devorará los estragos de la combustión, aterciopelará sus heridas.
El cielo se desprenderá de toda partícula de polvo que lo mancha, que lo enrarece, que no vicia, que lo agria. Y volverá a ser cristalino manto donde titilan las estrellas en las noches sin luna.
Todo volverá a ser pero nosotros no volveremos a ser nunca los mismos, nuestros días de cenizas no se borrarán, no los recuperaremos, y nos perderemos en nuestro corto ciclo de miseria, de miserables que no miman el horizonte de fronda que nos da la vida, que les dio la vida a nuestros predecesores, esos que tenían interiorizado el código ético de nuestra supeditación a las perseidas.
Sierra Fénix que de sus cenizas cada década se levanta y nos vuelve ha agasajar la vistas con sus colores cambiantes, caducos, perennes, estacionales.
Sierra Fénix a la que debemos tanto y tan poco devolvemos, humano ingrato que calcina la rama verde que le permite respirar.
Humanos desalmados que tras la deflagración solo piensan en repartir el sudor del cabrero, la desgracia del viñedo, la flama que devoro el huerto, las vacas hambrientas que vagan por las cenizas de la dehesa, entre alcornoque agónicos, entre robles heridos, entre verticales castaños que mueren.
Humanos desalmados que con las brasas calientes y la tierra negra, solo se reúnen para en los distantes gabinetes de crisis, tratar el lucrativo drama. Drama que en los laberintos de la insensata burocracia se amparo y arraso más aun si cabe el verde valle, vergel de naranjos, limoneros y camelios. Laberintos para sacar rédito, para sacar tajada de este mal, de este mal gestionado mal, de este mal que para ellos es río revuelto donde volver a pescar.
Demasiados intereses tras el fuego, demasiados interesados que el fuego han avivado.
Triste tener la capacidad de ver y atormentarse con lo visto, con el desorden del falso orden, con las ordenes sin tino, con el desatino de los que ordenan, que prestos tras el drama están muy sagaces a ver que ordeñan.

martes, 18 de agosto de 2015

Te ridiculizaré

"Revisaré tus instantáneas y haré de ellas algo jocoso, tu no buscaste nunca el ridículo, pero yo en mi maldad arada por tu indiferencia te ridiculizaré."
Yoransel de Omatog

Marro sin facetar

"Si aprendiéramos a desconfiar muy pronto, poco tropezaríamos. Es la confianza la que nos impide ver piedras y creer que el marro sin facetar, es una brillante gema."
Irsia Carolain Sprimbol

La mira de la escopeta

Es un pueblo pequeño un enorme infierno.
Es la adversidad de las lenguas desatadas.
Es la perversa malicia sin freno.
Secarral donde todo está dañinamente enquistado.
Donde el iletrado ladino.
Sin redención se ceba. 
En la gema rara.
En la codiciada alhaja.
Que sin estimar los peligros de la tartárica orilla.
A ese pudridero arriba.
Cuatro paredes cerradas al mundo.
Cuatro paredes que sin conmiseración lapidan.
Al que entra y sale de esos cuatro tapiales.
Mundo angosto.
Mundo vil y servil.
Mundo encadenado al inframundo.



Saber estar

Ojos de piel de sapo.
Ojos de verde ciénaga.
De infecta charca.
Verde es la envidia.
Envidia de clase que se ve verde.
Verde por que no se alcanza.
Ojos verdes, verdes, verdes de infecta ciénaga.
No todo es llegar, la clave está en saber estar.

Gobernantes de las cenizas

Se satura el iris de cenizas.
Polvo torpedeado por la saña.
La hiedra herida ya no abraza las altas tapias.
Vergeles que han sucumbido a la contienda.
Y los bravucones gigantes de los eucaliptos.
Mueren a manos de las motosierras.
Monte cerrado que en la flama se ha abierto.
Abierto en canal para que escudriñemos.
La escarpada orografía de este escudo de enormes pedreras.
Geografía del fuego que salva y condena.
Caprichosamente o bajo las ordenes del que salva sus caprichos.
A vuelo de pájaro todo se sabe.
Todo se ve.
Es tan indiscreto el aire,
Sin trinos está la sierra y los gobernantes de las cenizas urden el unte.
Grasa que engrasará la red clientelar.
Que adormecerá en un nuevo letargo a la clientela.

domingo, 16 de agosto de 2015

Tiempos de madrastras

Vivimos tiempos de madrastras.
Vivimos tiempos de arteras mañas.
Vivimos como, poco importa el futuro.
Como importan poco los hijos de la madre patria.
Tiempos convulsos donde las madrastras del solar patrio todo lo denostan.
Tiempos donde lo único que importa es dilapidar.
Dilapidar acervo.
Dilapidar una identidad que la madrastra no siente.
Hijos en manos de malas madres que buscan desmembrar al infante.
Sin raíces y desarraigados vagan las señas.
Y precipitan hirientes las señales de bandos y contienda.
De nada se duele la verdulera, que por el fornicio y el vicio entro en la casa.
Y como chacha arriba y manirrota coloca a  la bastarda patulea.
Y da brindis al sol en el balcón de oriente.
En los jardines okupados por la chabacanería y las liendres.
No hay solar sin crisis. pero la más dura crisis que resiste un solar, es la crisis moral.
Afloran las fulanas y los fulaneos cuando el perro tiene pocas perras y lo devoran los chinchorros.
Arriban los buques de los serpollos mamones y ya la tenemos armada.

sábado, 15 de agosto de 2015

Las entrañas del travestido hombre

El estigma de ser de porcelana.
De haber nacido rara avis.
Exquisito manjar que no encuentra paladar.
Extraña alhaja que manosea el alcahuete.
Que manosea el vicioso curioso.
Curioso que arde en el infierno de los dispersos deseos.
Deseos doblados de angulo cerrado.
En las calles de las farolas fundidas.
De las apedreadas estrellas.
Oscura miseria de hambre de cálidas entrañas de travestido hombre.

Las carcajadas en la platea

"Siempre hay riegos, hasta en las tranquilas balsas se ahoga el temeroso.
Sino de tragedia que arranca carcajadas a la platea de los necios."
Yoransel de Omatog 

La libidinosa estulticia

Que libidinosa es la estulticia.
La blandura que de capotazos protectores proporciona al fiero nuciente.
Calma que aviva la tempestad.
No es cautela la indolencia, es solo indiferencia al dolor ajeno.
Improductivos marros que solo piensan en su hambre.
No todo lo aprobado es correcto, no todo lo correcto es aprobado.
Entretenidos picores que matan en la inacción de dejar morir.