Entretenido con la urdimbre de las alianzas, con el andamiaje que mantiene en pie la torre de lodo.
Descarnados huesos de pollo con los que se alimenta el vulgo, tras la pitanza de la cortijera casta de la casa de todos y que con lo de todos festeja su amoralidad.
Tendentes a perpetuarnos, la nuciente estirpe de arribistas se perpetúa. Se perpetúa en un poder viciado, lleno de vicios y de seres torcidos, de moral tuerta, de costumbres y modos nada dignos, de administradores que roban.
Con frecuencia ocurre lo que se ve, y está a la vista que sin códigos éticos lo que todos vemos ocurre. Sólo para los amigos, sólo para que vivan bien unos pocos, sólo para que medren y prosperen los que nos votan.
Jarca moruna de sátrapas, unos en primera línea y otros en la sombra, moviendo los hilos de la marioneta del tonto moñas.
Somos lo que consentimos y está claro que este latrocinio está mayoritariamente consentido.
Abre los ojos, que un mañana mejor sin garrapatas es posible.