Confeti pisoteado de fin de fiesta

Fragmentos de corazones pisoteados, es el confeti pegado al suelo tras el fin de fiesta. Todo lo atronador pasa, nos traspasa, nos hiere con su vertiginosidad, no hiere y despoja de la inocencia.
Aquella fiesta de vanidad, fue un devastador despertar a una madurez idealizada, que no tenía nada de ideal y sí mucho de somnolencia y resaca. Cambian los dígitos, cambiamos de días, pero no cambia la sensación de náusea ante la tragedia que es finiquitar festivamente como perdemos la candidez y la tersura, como nos ensucia el manoseo y como se esfuma la virginidad entre babas de alcohol y humo, muchos humos, sin apenas pirotecnia y con mucho melancólico chisporroteo. Fiestas de fin de año, de ligereza, de pocas burbujas y mucho frío, fiestas donde la livido está a flor de piel, y la piel se nos eriza con la proximidad de un próximo que busca como nosotros, con la misma urgencia, sentir los espasmos de unos segundos de bengala, segundos de placer de adultos, de inexpertos que se quieren hacer mayores entre toqueteos titubeantes, toqueteos sin destrezas, toqueteos imaginados y planeados mil veces, en la soledad de nuestra alcoba, visionando imágenes vulgares, imagenes de vicios extraños, que sobre todo nos generan extrañamiento y perplejidad, ante tantas contorsiones y posturas antinaturales, difíciles de imitar o poner en pie.
Fin de fiesta, fin de año, fin de fiesta de confeti pegado al suelo, de suelos ebrios, de adornos de plástico nada sobrios, barroca fiesta tras la que todo imperceptiblemente muda, cambia sutilmente a peor.

Embargados de olvido

Es soledad la compañera de patíbulo.
El señalamiento genera frialdad.
Se olvidan los favores cuando nos embarga el olvido.
Olvidados y señalados con razón o sin razón.
Temor al oleaje, a la onda expansiva.
Sólo las verduleras hacen calceta en la plaza, verduleras de papos agrios y comunión diaria.
Sacrílegas meretrices que ventilan miserias ajenas en las usurpadas primeras filas.
Nadie arropa al caído.
Nadie consuela al que en plaza pública han señalado con manchas.

Jóvenes de invierno

Cabezas vacías en cuerpos bonitos, cabezas sin brío, cabezas de aire.
No es una proeza el tormento del camino del inconformismo.
Cuerpos de quirófano, martirizados por las pasajeras modas.
Tirantes tambores, que las cicatrices retensan.
Flores sin aroma, risas sin fragancia.
Cuerpos de viento, cuerpos de infernales inconformismos.
Ser y padecer, padecer sin ser, parecer sin sentir.
Remedos de unos cánones impuestos.
Cánones de mercado, modelos del mercadeo.
Sin natura y perdida la naturalidad, que se lega a la prole, sino trastorno de insana inmadurez.
Sin aceptación no hay proezas.
Sin proezas no hay historia.
Eternamente jóvenes, jóvenes de invierno.

Rapiña

Mirar en derredor genera angustia.
Genera nudos, genera niebla.
Hay tanta cruel gentuza.
Tanta mano envidiosa.
Tiña que todo lo empaña.
Genera terrible angustia ver la crueldad del hombre.
Ver su cólera, su saña, su violencia.
Calles llenas de odio, calles incendiadas por el arribista.
Por los cínicos demagogos, que en el envarbascar medrán.
Tiña que todo lo emponzoña.
Difusores de mentiras y rapiña.

Trazos

Somos el trazo de los ambientes en los que nos movemos.
Estamos trazados por las lunas de nuestro origen.
Pinceladas astrales.
Patronaje de Dioses que habitan la cúpula celeste

Caricatura

"Intentando parecer lo que no somos, nos convertimos en la caricatura del ideal que anhelamos."
Irsia Carolain Sprimbol

Gemínidas

La gloria con frecuencia habita muy lejos.
Castillo roqueño de ideales distantes.
El viento derriba colosos.
La envidia asesina a Abel.
Lluvia de estrellas que nos impide ver la niebla.
Transitamos hacia la inalcanzable perfección.

Famélicos necios

Es una riada la sombra, que quiere extender el que nada inspira.
Musas del averno, de Eróstrato.
Nada tímido es el asolador ignorante.
Empacados famélicos necios.
Acarcavado paisaje repleto de brillos de stras.

Invierno

Es una tormenta contenida mi cadencia.
Infierno de tesón, donde habita la gloria.
Selva de artilugios que no ahoga mi existential náusea.

Autosuficiencia y ensimismamiento

Hay tanta cercanía incomoda.
Tonto intolerable próximo.
La seguridad tiene mucho de aislamiento.
Es distante la cautela.
Solo son inexpugnables los castillos roqueños.
No me hieren las saetas, parapetado tras la frialdad del pedernal.
Alejado de todo, alejado del mundo, burbuja de autosuficiencia y ensimismamiento.

Superluna

Superluna de infierno.
Luna enorme que ilumina la nocturnidad de los infames.
Tropa de deformes, que hacen alarde de deformidades.
Luz de luna que ilumina, el horror de un valle de tinieblas.

Laberinto de hojarasca

Naufrago en la ira de los días estériles.
Me pierdo en el laberinto de hojarasca de mis enemigos.
Me ofusco con batallas que no tienen ni nivel, ni rima.
Me esfumo en el buscar justicia en este valle de lágrimas.
Lechosa escarcha de barranco de nieblas.
Soy preso de mi tesón.
Soy reo de mi orgullo.
Víctima de mi talante visionario.
Me zancadillean los zafios, porque yo he decidido entrar en su vulgar aprisco.
Me hiere el próximo al que en mi bondad he permitido proximidad.

Muy grande

Siento que no me abarcáis.
Que vuestros brazos de lodo no me abrazan.
Que os quedo muy grande.
Siento que mi aspereza os descentra.
Que mi alma se os escapa.
No sólo me desea el infierno.
Soy gloria de prohibitivo paladeo.

Atmósfera opresiva

Atmósfera opresiva.
Gélido solar de cipreses.
Me mortifica el hereje, el avalado por la miseria.
Apunto de ser escuchados los fervientes ruegos, ya no tengo fuerzas para disfrutar victorias.
Soy blanco de mofas y del ludibrio de la plebe.
Marea mecida desde la casa de Barrabás, marea de olas de bocas desdentadas y cretinas.
Vomitáis bilis, sois miasma, estercoleros de amoralidad e hipocresía.
Palmeros del lupanar, carne de cañón del parapetado general.
Gélido solar de agónicos castaños.
Atmósfera viciada por el denso humo tóxico.

Lazadas

"Los bucles de la historia, a veces devienen en lazadas que ahorcan. Temo al tonto que desde la cumbre repite desatinos."
Irsia Carolain Sprimbol