jueves, 31 de octubre de 2013

La paz también mata

Si me llamas no correré, volaré entre olivos abandonados de la mano cansada.
No es tu queja un pretexto, es el norte de mis latidos.
Sombras alargadas de cipreses que colonizáis el llano, no os temo y ante su queja os desmontaré.
Llanto de exilio, de marcha forzada.
Ya se vida mía, que no solo mata la espada, sino la paz de los que te matan en el no hacer nada.

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