domingo, 31 de agosto de 2014

La nueva infancia merece una fe

Es el momento de esconderse.
Es el momento de travestirse de zafiedad.
De perder todos los contornos de gloria.
Es el momento de arrastrase y rectar como alimaña.
Solo confundido se puede salvar el mañana.
El hoy ya no existe, pero la nueva infancia merece una fe.
Una fuerza que les anime en la tarea de desescombrar.
Solo se vence un desierto, si alguien más sabio, te dice que es vencible.

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