domingo, 23 de noviembre de 2014

Castillos de naipes prestados

Soy un hacedor de castillos de naipes prestados.
De lagos de lagrimas enjugadas mientras escuchaba las penas de otros.
Vivo viviendo mi vida y la de los demás.
La vida rica y densa de los que se cruzan conmigo, y me hablan y se escuchan llorar.
Construyo cercar y altas murallas, como tapias de jardín del edén.
Para que no las salte el ladrón de alegrías, ni las esquive en altura la graja negra de las alas de tristeza.
Tapias de nieves perpetuas, que impiden el desanimo y animan el tesón.
Castillos de sillares prestados, puentes por los que fluya el consuelo y la risa de las contadas alegrías.
Soy un constructor de alianzas, de ententes y acuerdos, de sociedades sin lucro, cuyo único fin, es el amplificar el eco de la risa en el protegido jardín.
Soy todo lo que puedo y de lo que puedo doy.
Por eso cojo prestado, porque ya nada tengo y hasta lo prestado doy.

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