jueves, 3 de abril de 2014

Escalones prohibidos

Sin patrón y dominados por la ira. 
Son las manos que recibieron mi caridad.
Las que controlaban mis rutinas.
A las que les resultaba fácil sorprenderme indefenso.
Escalones prohibidos para los que zona la vagancia.
Generan tormentas en el alma de quien sufre la mancha de la inferioridad.
Temer a quien subordina el demérito.
Es un patrón para defenderse de la ira.

Forzar no es poseer

Heridos en la belleza.
Heridos en la perfección.
Camino de tramperos.
De sombras desdentadas.
Esquivando zarzas.
Es imposible desdibujarse en este horizonte de amenazas.
Deseados en lozanía.
Odiados en altivez.
Forzar un uso no es poseer.
Siempre el muñón recuerda la amputación.
Cercenar al envidiado genera una ola de aplausos en el famélico vulgo.

miércoles, 2 de abril de 2014

A lumbre

Olían sus besos a leña.
A cálida lumbre.
A roble.
Olía a mi perdida infancia.
Eran besos de hogaza de pan.
Que cerca estaba el amor.
Y que lejos lo he estado buscando.

Constructor de nidos

Para ti seré un constructor de nidos.
Exploraré el bosque para desde el cedro más robusto proclamar mi amor.
Son las ideas simples las inductoras de mi pasión.
Hogar de vínculos de futuro.
Leeré tus emociones para poderte complacer.
Amor adictivo y de libre albedrío.

Tormentas

Retumba el firmamento en la gris primavera.
Negro firmamento de desidia.
Temporada de inclementes lluvias.
La neblina se extiende.
Y los sapos temerarios cruzan las peligrosas carreteras.

Allí no hay bandos, son todos rendidos

Es en la próxima eternidad donde te espero.
Es en la inacción del más allá donde te veré.
Está a la vuelta de la esquina.
Está en la orilla de la que no se vuelve.
Allí no hay bandos, son todos rendidos.
Allí no hay pleitos, están todos perdidos.
Se van los segundos, perdidos los primeros.
Primeros inamovibles, estancos.
Ser indómito no alarga la vida, solo acorta la lista de las perdidas.
La lista de los caprichos incumplidos.
La lista de las cuentas, que sabemos que mañana en el adiós, quedarán pendientes.

Perturbar la calma de un estanque

Las ondas no solo llegan a la orilla propia.
Perturbar la calma de un estanque tiene sus contraindicaciones.
Agitar la calle no solo agita la calle, también pone ojo avizor a quien está en la acera.
Acción y reacción son movimientos sincrónicos.

Sin infundadas esperanzas

Volando voy sin carga.
Volando en el orden que nadie entiende.
En la clausura con mis iguales.
Los nutrientes amigos de mi roció.
Raíces de abrazo y cimiento.
Estoy en calma.
Estoy en paz.
Estoy paciente.
Salas henchidas de virulencia.
Sé que os abandone a tiempo.
Sin macula interna he salido del lodazal.
Son pocos los arrepentidos que han llamado a mi puerta.
Son menos aun los que me han besado en mi marcha.
Sin carga, sin deuda, sin infundadas esperanzas.
Nada debe quien nada pide.
Vuela libre el que no tiene ninguna deuda. 

martes, 1 de abril de 2014

Acumular tesoros donde no hay polilla

Rosario de nostalgias.
De negro azabache de añoranza.
De letanías musicadas en latín.
Al calor de la mesa camilla.
En las tempranas noches de invierno.
Cercados por las lluvias.
Recogidos en el acumular tesoros donde no hay polilla.
Donde nos esperarán los queridos.
Los seres amados a los que Dios llamo los primeros.
Recuerdo tan lejano y tan próximo ese tiempo.
Me Consuelo cerrando los ojos en la misma sala y sintiendo que ahora estoy allí.

Aun con miedo

Dentelladas da la obscura noche en mi valentía.
Son las cuitas de las sombras.
Ejércitos seducidos por las negras siluetas.
Amparo de las intrigas.
Menguo en el mundo que no abarco.
En los precipicios que me paralizan.
Abismos que en la ceguera no puedo colegir.
Negrura de barro y charcos.
De resbaladizos caminos que recorro por tu salvación a tientas.
Tu auxilio es mi norte aun con miedo en la noche cerrada.

Nada es mio.

Cierro los ojos para practicar la caridad.
Nada es mio y a pesar de no ser mio todo lo doy.
Vivo de prestado, sin derrochar, sin ahorrar.
Es mi meta el hoy.
Es mi futuro el segundo.
El camino del que me llama.
El derrotero del que me pide ayuda.
Es mi norte no el sacrificio.
Si no el placer que me genera dar.
Cierro los ojos para dar amor.
Abro los ojos para ver y agradecer a quien me lo da.

Torrencialidad

Tormenta de truenos, viento y torrencialidad.
Llueve de hostigo.
Llueve con furia.
Rabia que destroza floraciones.
Primavera que arranca violenta.
Cimbreando brotes.
Cimbreando las exclaustradas yucas.
Avivando el verde de las costillas de Adán.

Los que ayer estábamos en pie

Es mi sendero el que lleva a la cruz derribada.
Es un camino romántico sin ninguna  popularidad.
Incendio que te ciega y asfixia.
Tensas cuerdas de arco por las que sigiloso hay que caminar.
Ni se callan, ni reprimen su burla.
Que seguridad poseen en su camino de barro.
No llevamos la misma dirección pero están con escarnio pendientes de la mía.
Estoy solo con el lobo y los ciervos y siento que sin palabras me entienden.
Se ríen de los derribados, pero ellos saben que somos los que ayer estábamos en pie.

Insignificantes

Que insignificante es uno ante tanto horizonte.
Quien aprecia la particular morfología de un grano de arena.
Repetibles, sustituible, olvidables.
Esos somos nimias moléculas en un infinito que ni nos aprecia, ni nos desprecia.

Un libro siempre está encendido

Un libro nunca se apaga 
Un libro siempre está encendido.
Somos presas de las redes. 
De las redes de libertad.
Y olvidamos que hay solitarios estanque donde bajo la luna nadar.
Sale el sol en los libros solo para ti.
Es monógamo el matrimonio entre libro y lector.
Nada te turba, nada te distrae en esa red de amor único. 
En esa red donde solo existen la narrativa y tú.