domingo, 15 de junio de 2014

La voz grabada

Te conoceré en tus gestos.
Te conoceré por las palabras que cargadas de bilis vomitas.
Lo que sale de la boca rueda.
Lo que sale de tu boca te retrata.
Ya no solo perdura lo escrito.
Ahora resuena eternamente tu exabrupto.
Resuena la incendiaria arenga.
Te veo ir y venir.
Te veo y no te quiero ver.
Miedo da tu estar y tu modo terrorífico de gritar.

El buen varón

En la portada románica donde llora la virgen que ha perdido al varón.
Allí también he ido a llorar yo.
Bajo las arquivoltas que proporcionan marco, pero ningún amparo.
Es el precio del abandono, llorar con rabia, pero con el honor intacto.
Mañana mejor que hoy, y pasado mañana mejor que mañana.
Hay plazas que solo se rinden una vez.
Y no hay que rendirlas al impaciente, el que a cambio nada oferta.
Llora la virgen la perdida, pero otros días nuevos vendrán.
Otros días y otros varones y entre ellos estará el buen varón.
Rey de mi ciudadela, rey al que rendiré mi honor.

Se banaliza la muerte.

Son días en los que se banaliza la muerte.
Son días en los que se hace apología de la rendición.
Son días en los que un marro reclama como suyo el camino.
Paseo de melancólicos suspiros donde nada es elevado.
Como podemos soportar esta maraña de ofuscadores.
Esta nimia parte que reclama para si decidir sobre los designios de un todo.
Morir sin haber nacido.
Morir para no molestar.
Matar al que nos molesta.
Matar al que en sus últimos días nos va a molestar.
Morir matando.
Morir sin haber dado vida.

Prefiero perdonar a guardar rencor

Prefiero perdonar a guardar rencor.
Aunque no me lo pidan.
Aun que no se lo merezcan.
Lo que para nada bueno sirve, estorba.
Que necesidad tengo de mantener en mis zapatos las chinas que entraron al caminar por el camino de zahorra de mi desacertado ayer.
Que no te haga llorar hoy el problema que tuviste al atardecer.
Al amanecer uno sale a la calle sin manchas.
Ayer jugué con lodo, hoy limpio ya no jugaré.
Abandonemos la pesada piedra que es el rencor, como el glaciar abandona cuando se cansa de arrastrarlos a los cantos aborregados.
Árboles estériles y secos que solo deben servir para hacerlos cenizas ahora, hoy.

Si no vemos lo pequeño que vida más pobre llevamos

Si no magnificamos lo pequeño, que vida más pobre llevamos.
Perdemos la vista en el horizonte, esperando ver venir cosas grandes.
Perdemos de vista los detalles de todo lo que acontece a nuestros pies.
No vemos a los pequeños gorriones que se posan en nuestro balcón para decirnos que perdemos días enteros mirando a ultramar.
No vemos a las laboriosas hormigas que construyen imperios debajo de nuestros pies.
No vemos al que a nuestro lado nos quiere besar y se derrite esperando uno de nuestros besos.
Del horizonte azul no nos llegará ninguna sirena, ni ningún navío cargado de oro.
Y si por casualidad por el horizonte lo viéramos venir, no seria ni nuestro navío, ni nuestra sirena, porque los trofeos son del que corre, vuela o nada y los va a buscar. 

sábado, 14 de junio de 2014

El silencio

Callar es un cáncer.
Como ahoga el silencio.
Como ahoga ser un ser silente.
Ser un alma que muda muere.
Temo vuestros puntapiés.
Temo vuestras risas. 
Que os riáis de mis tropiezos.
Callo para salvarme.
Y el callar me mata.

Corazón flamígero

Me arde el corazón y no es de calor, es de amor.
Corazón en llamas. 
Llamaradas en el corazón.
Corazón flamígero e inflamado.
Es mi espíritu inflamable tu abnegado esclavo.
Me queman las ansias que tengo de ti.
Me arden las manos en el deseo de volverte a sentir.
Te he probado y ardientemente a ti me he rendido.
Fiebre loca de primavera que fenece.
Fiebre loca de luna llena.
Fiebre de balcones abiertos.
Ardo desnudo en mi habitación. 
Con el hambre que siento por ti.


Mozuelos sobresaltados

Mozuelos sobresaltados que roban bancos, queman contenedores, ocupan casas y asaltan corazones.
Todo lo que tocáis lo arruináis.
Ignorantes tahúres, que del cataclismo que generáis no os doléis.
Quiere dormir eternamente el que tiene vació el corazón.
Corazón asaltado, por el talento efímero que es ser joven.
Tener al lado a un bello infante, nada rejuvenece.
Dormir con un bello efebo, atrozmente envejece.
Belleza caducada y caduca, que en el pagar caprichos rindes amoríos.
No sabes que pagarás con sangre y lagrimas negras, el almíbar del mozuelo.
Mozuelo, que tras el galope, de tus senecta asfixia se reirá.

Que difícil es saber morir

Que difícil es.
Saber morir.
Saber perder.
Saber envejecer.
Tiene una vida más larga la desgracia, que la bonanza.
Estamos una eternidad muertos, frente la vida que dura segundos.
Se recuerda más la injusticia, que el trato ecuánime.
Una sola mancha para el cainita, arruina una vida de logros.
Amantes de las losas.
Amantes de los descréditos.
Voraces buitres. 
Voraces cuervos.
Que difícil es perder, cuando el que nunca nada gano, con tu perdida hace tanto estrépito.

La ruina perenne

Consentimos tanto.
Tragamos con tanto.
Aguantamos tanto.
Que para cuando el desplome queremos parar.
Ya no hay muros que apuntalar.

viernes, 13 de junio de 2014

No se puede resbalar en las alturas

La cúspide es un territorio que se defiende todos los días.
La cúspide es esforzada, expuesta y caduca.
Para los territorios ansiados, todos son enemigos.
Alertas desde lo alto.
Visibles para todos los que hoy están en el llano.
Malos días de cumbre.
No se puede resbalar en las alturas.
Porque resbalar es rodar y caer.

Miedo da el shock, cuando no está bien el electro

No necesitamos acciones rápidas y violentas.
Necesitamos calmados y continuados pasos.
Sin violencia y sin desconocer donde vamos a llegar.
Hay que cuidar las crisis, las mudanzas y evitar los choques.
Caminar en el precipicio impone caminar con cautela y con los ojos muy abiertos.
Miedo meda el shock, cuando no está bien el electro.

Manos obreras que ninguna obra hicieron

No es lo mismo estar en unas manos vírgenes.
Que estar en las manos de una virgen.
Manos recién arribadas y de las que no sabemos las destrezas que poseen.
Manos vírgenes sin callos.
Manos que no las ha curtido el trabajo porque jamas el arado cogieron.
Manos que se llaman obreras y ninguna obra hicieron.
Es una suerte el creer en vuestra valía.
Es azar confiar en vuestro talento.
Creer en la capacidad de vuestras manos es como tiras tres dados al aire y esperas que en los tres y en la primera tirada salgan tres, tres y tres.

Deja cicatriz la herida.

Que excelente memoria tiene el rencor.
A los sembradores de bondad agradecerles la entrega se nos olvida.
Pero quien nos ofende juramos y perjuramos arruinarle la vida.
Ofende y habitaras por siempre en el alma de tu ofendido.
Se generoso y magnánimo y caerás en el pozo obscuro del olvido.
La caricia no deja huella.
Pero si deja cicatriz la herida.

El castigo de mi obscura eternidad

Es mi hermano el que no duerme.
Hermano de infortunio y drama.
Es mi igual el que duerme empapado en tormentas de sudor.
Es como yo el que busca brazos que acunen su vigilia.
Es duro reconocer iguales en las noches largas.
En las pesadillas que no se esfuman.
En los ojos irritados y cansados del esfuerzo que es intentar dormir.
Cuando todos duermen, yo en el castigo de mi obscura eternidad desenredo el mundo,
construyo puentes, enlazo lo desenlazado y desato lo que para siempre se había atado.