Es el ignorante tendente a las palabras gruesas.
Al pensamiento único.
Al totalitarismo.
Y se ensimisma y regodea en su mundo creyendo que todo lo que existe fuera de él es una torpeza, un error.
Llega así el ignorante a la conclusión de que debe redimir al "torpe" a punta de machete y con la palabra burda y soez.
Líbranos Dios mío de la dictadura del iletrado y de sus formas de imponer sus únicos e inválidos criterios.
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