Es tu mano y su vigor la que me infunde fuerza.
Siento el corazón en tu diestra.
Y se funden nuestras palmas en el sudor de batalla.
Hermanos de fiebre, hermanos febriles.
Dedos visionarios que dibujan bocas y ojos de pasión.
Se entrelaza el ardor en la convulsión del fuego.
Mano a mano.
Palma con palma.
Fiebre con fiebre.
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